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Profesor sentenciado por intentar matar a su esposa

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«Recibe de 30 a 60 años de prisión y 15 a 40 años por conducta criminal sexual»

Por Joel Morales

El Informador

GRAND RAPIDS, MI

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James Chelekis, de 32 años de edad, exprofesor del distrito escolar de Kentwood, quien intentó matar a su esposa en junio del año pasado cuando fue confrontado por ella sobre una relación íntima que sostenía con una alumna menor de edad, fue sentenciado el martes, 23 de enero, a pasar entre 30 y 60 años de prisión.

Chelekis, quien era maestro en la escuela intermedia Crestwood, también recibió una pena de 15 a 40 años por haber tenido sexo con la joven, el cual admitió en corte que ocurrió durante unos tres meses que la policía dijo comenzó en junio del año 2016.

El Informador fue el único medio de comunicación presente en la corte para escuchar a Amanda Chelekis, su nombre en ese tiempo y que desde entonces se ha divorciado del hombre y tiene otro apellido, quien sobrevivió el asalto, decirle al juez Paul Sullivan en la Corte de Circuito 17 en Grand Rapids que era claro que el intento de su esposo fue matarla cuando le cortó su cuello con un cuchillo.

La fiscal asistente, Monica Janiskee, también leyó de una declaración de la madre de la víctima menor, diciendo que el exprofesor había traumatizado a su familia.

«Me siento culpable por no haber protegido a mi hija de esta maldad. Este hombre le robó la inocencia e infancia a mi hija», dijo la madre por medio de su declaración.

Shawn Perry, la abogada del hombre, en abogar por la sentencia mínima posible, le dijo al juez que su cliente nunca había recibido ni siquiera un ticket por una infracción de tránsito. También que su esposa había dicho en la ambulancia que llegó a su casa ese día, que su esposo era una buena persona, y que tenía que haber estado afuera de su mente.

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Mencionó que el hombre tenía un historial de problemas de salud mental no tratados e hizo referencia a la vergüenza y consecuencias que hubiera sufrido si la escuela, los padres de las amistades de sus hijas y otros se hubieran enterado de su situación.

«No tuvo la habilidad de pensar de manera racional en ese momento», le dijo Perry al juez. «Fue algo que ocurrió de la nada», agregó.

Sin embargo, cuando llegó el momento de la sentencia, el juez Sullivan dijo no estar convencido de los argumentos de salud mental, porque dijo que después de que el profesor apuñalara a su esposa en la garganta, había tomado varias acciones donde había actuado con razón, pero solo para protegerse a sí mismo de que su esposa no se enterara de la relación íntima con la estudiante.

«No hiciste nada por 55 minutos y hasta expresaste que pensabas que se iba morir tu esposa, y que querías que se muriera», le dijo el magistrado a Chelekis. «No ocurrió de la nada, ocurrió después de una relación de dos o tres meses con tu amante, ¿Y cómo reaccionaste (cuando se enteró tu esposa de la relación ilícita)? «Cortándole el cuello», agregó.

La mujer, quien es enfermera, por su experiencia profesional tomó varias medidas después de ser cortada, las cuales le salvaron la vida.

Mientras que el magistrado le dictaba la sentencia a Chelekis, el sentenciado meneaba la cabeza como en aprobación de su castigo. Su esposa, sentada en la galería de espectadores que estaba llena a capacidad, se acomodó como para mejor escuchar la sentencia dada a su esposo, pero sin ninguna reacción notable en su cara.

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La única demostración de emoción de Chelekis, fue cuando su esposa dijo que estaba muy agradecida que iba a poder criar a sus hijas y que era un milagro que estaba parada frente al juez.

Dada la oportunidad de dirigirse a la corte, el exprofestor le dijo al juez que estaba arrepentido por lo ocurrido y por haberle fallado y lastimado a sus seres queridos.

La mujer dijo que, durante los 10 años de matrimonio con el hombre, su esposo nunca había demostrado la propensión a la violencia.

Chelekis será elegible para salir de la prisión bajo condiciones cuando tenga 62 años de edad. El juez ordenó que será monitoreado por vida, una vez que salga se tendrá que registrar como depravador y que no tuviera ningún tipo de contacto con las víctimas.