Editorial por Luis Molina
Desde hace mucho venimos viendo un fenómeno a nivel mundial y es la falta de respeto por la mujer, contra su integridad y contra su vida.
Las tasas de muerte y de violencia contra ellas no dejan mentir y es que la sociedad ha perdido el valor por la vida, en especial la de la mujer, la cual en su carácter de fragilidad es presa fácil de los hombres que atentan contra su integridad.
Como lo he dicho en muchas ocasiones la violencia contra las mujeres, que está intrínsecamente vinculada a la posición y condición de las mujeres en la sociedad, es producto de las asimetrías de poder entre hombres y mujeres.
Hace unos días me tocó ver en redes sociales la muerte de una joven tik toker, identificada como, Valeria Márquez, la cual fue brutalmente asesinada mientras hacía una transmisión en vivo para sus redes sociales. En el video se ve como un hombre, supuestamente un repartidor que le llevaba un regalo, saca su arma y le da múltiples disparos, y todo quedó grabado en video, un video brutal pero que deja claro la necesidad de reforzar los valores y el amor por la vida, así como la falta de seguridad que se sufre en muchas partes del mundo.
Esta violencia lamentablemente, en casos como este, se exacerba por sistemas de justicia que se niegan a comprender que los únicos responsables de la violencia son los agresores. La violencia es uno de los principales factores de desigualdad.
La violencia es la forma más extrema de discriminación que sufren las mujeres del mundo. Ya que como en este caso cualquiera puede sacar su arma y asesinarlas sin prejuicio alguno. Ya sea por propia mano o por orden de alguien, el hacer y cometer este tipo de actos solo denigra y dignifica a la mujer la cual debería ser tratada cual pétalo de una rosa.
Para lograr la igualdad de género, la violencia de los hombres contra las mujeres debe terminar, para que las mujeres puedan estar y sentirse seguras, en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en sus comunidades y en línea como le pasó a esta pobre joven.
