Editorial por Luis Molina
En la última semana se han dado diversos tiroteos en la ciudad de Grand Rapids, lamentablemente con consecuencias fatales. El común denominador en dichos eventos es las raíces en la cultura norteamericana que les ha permitido a toda la gente un fácil acceso a armas de asalto.
El problema de los tiroteos en la ciudad no es nuevo, hemos tenido años violentos en Grand Rapids con cifras récords, y este año no ha sido nada bueno en ese sentido y esta semana ni se diga.
La violencia con armas de fuego es uno de los problemas de salud pública más importantes no solo de Grand Rapids, sino de nuestro país, no solo por las muertes y lesiones sino por la cultura que se ha creado de resolver los conflictos de manera violenta.
Desde que la primera enmienda está, el diálogo y la negociación han quedado a un lado, y ni hablemos de las denuncias a la policía en este sentido, las personas en vez de denunciar actos violentos en su contra ya nomás reportan los tiroteos y las muertes.
En resumidas cuentas, la policía está actuando ya cuando el conflicto pasó a mayores y terminó con personas heridas o muertas.
Los acontecimientos de esta semana en Grand Rapids en el cual murieron varias personas dejan claro el problema de la violencia y de la inseguridad que impera en las calles.
Un problema que crece y cada vez se vuelve más agravante, muchos viven con miedo en los vecindarios, temen el salir, temen por la seguridad de sus hijos, temen que una bala perdida entre en sus casas y lastime a uno de sus seres queridos o incluso los mate.
Y las autoridades nomás no han podido hacer nada, lamentablemente el jefe de policía a cargo no la ha tenido nada fácil, ni las campañas, ni los programas de prevención de la violencia armada han logrado crear conciencia entre la población, y tristemente no creo que se logre porque las personas no quieren entender.
Los delincuentes ya no le tienen miedo a la policía, no le tienen miedo a la muerte, no le tienen miedo a nada, y esto es causa y consecuencia de una educación deficiente desde el hogar, donde los valores y el amor se han perdido.