Nueva York, 12 jun (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).-
La organización neoyorquina Médicos por los Derechos Humanos (PHR, según sus siglas en inglés) dio a conocer un estudio sobre el resultado de las evaluaciones físicas y psicológicas realizadas a más de 180 niños y adolescentes entre enero de 2014 y abril de 2018 que llegaron a EE.UU en busca de asilo.
En el informe, que se puede consultar en la web de PHR, la asociación recoge las experiencias de extrema violencia y abuso sexual sufridas por estos menores a manos de pandillas, familiares o agentes del orden en sus países.
La publicación, titulada «No hay nadie aquí para protegerte: trauma entre los niños que huyen de la violencia en América Central», recopila testimonios de niños que fueron obligados a ingresar en una pandilla para no ser asesinados o amenazados de muerte si no mataban a su familia. Otros fueron forzados a mantener relaciones sexuales.
Los médicos del estudio solicitan a las autoridades estadounidenses que reconozcan el derecho de estos menores a solicitar asilo y denuncian los casos de separación familiar que comenzaron en la frontera en el año 2017.
«La separación de sus padres aumenta los riesgos de desorden postraumático y de depresión», dice el informe.
Además, denunciaron las condiciones de confinamiento que sufren los niños en los centros de detención, así como los «excesivos» periodos que pasan en estas instalaciones.
Entre otros testimonios, el texto recoge la historia de una joven sin identificar que contó haber sido golpeada en todo su cuerpo, haber sido arrastrada por un bosque y haber sido violada por varias personas mientras tenía los ojos vendados.
El informe de los galenos muestra también «el fracaso de las autoridades en sus países de origen en proveer protección efectiva o de enjuiciar a los abusadores».
En este sentido, en las entrevistas, los niños expresaron su temor y desconfianza en las autoridades de sus países.
El 89 % de los menores llegaron a EE.UU. procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras. El 78 % dijo haber sobrevivido violencia física; el 18 % reportó haber sobrevivido a violencia sexual; el 71 % experimentó amenazas de violencia o muerte y el 59 % presenció un acto de violencia.
El 60 % de esa violencia estuvo relacionada con más frecuencia con pandillas, pero un 47 % de los niños enfrentó violencia por parte de un familiar.
Los médicos indican, además, que como resultado, estos niños sufren efectos secundarios que amenazan su vida y su bienestar.
Asimismo, alertan de que estas experiencias son la razón principal que les impulsa a emigrar a EE.UU y que al llegar a la frontera se encuentran con las severas medidas adoptadas por la Administración norteamericana para disuadir la migración.
«Si la persecución y la violencia son factores primarios que influyen en la migración, las severas medias en la frontera no servirán como disuasorio y sólo causará más daño en una ya traumatizada población», advierten los médicos.
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