Editorial por Luis Molina
Siempre insisto en este espacio que el objetivo nunca es tener dinero por tenerlo. Es juntar el dinero suficiente para lograr las cosas que son más importantes para nosotros. Por eso es clave tenerlas claras.
Eso no significa que el dinero no sea importante. Al contrario, lo necesitamos para satisfacer nuestras necesidades más básicas, como comer, vestir o transportarnos. También para lograr algunas de las metas más valiosas que tenemos.
Sin embargo, como dice el titular, no siempre es lo mejor y lo digo en el sentido de un caso que se ha dejado ver a nivel mundial en el cual un grupo de personas pagó 250 mil dólares cada uno por un viaje submarino para ver los restos hundidos del Titanic que terminó siendo una tragedia.
Este caso nos deja una dura reflexión y es que ni con todo el dinero te vas a librar de las terribles tragedias, los tripulantes lamentablemente murieron por buscar una experiencia diferente, es por eso que este caso nos pone a pensar que el dinero no lo es todo.
Este grupo de tripulantes nunca se imaginó que esto pasaría y que al pagar tal suma su seguridad estaba garantizada, pero lamentablemente no fue así y ese dinero y monto que pagaron al final del día no sirvió de absolutamente nada.
Y no quiero que mis palabras se malinterpreten porque cada quien es libre de usar su dinero en lo que quiera, sin embargo, sí es importante tener cuidado en el tipo de recreación que se paga y sobre todo en la seguridad que esto tiene, ya que me ha tocado ver cómo la gente derrocha dinero en actividades que a la vez son peligrosas como esta del submarino, o tirarse en avión en paracaídas y muchas más.
Me despido con esta frase todo en equilibrio, el dinero es importante, pero no es lo más importante, es un medio, pero no un fin en sí mismo. Muchos creen que si fueran personas millonarias serían más felices pero la realidad es que te pueden dar cierto grado de felicidad, pero no en su totalidad, porque personas con millones de dólares son muchas veces las personas más infelices.
