Washington (EFE)
Nueve policías y una civil resultaron heridos este viernes en un tiroteo en Phoenix (Arizona), que concluyó con la muerte del sospechoso, después que los agentes respondieron a una denuncia sobre disparos con armas de fuego. La policía respondió durante la madrugada a una llamada que daba cuenta de que una mujer había sido baleada, y cuando los agentes se aproximaron a la residencia «una persona abrió fuego», dijo la jefe de policía de Phoenix, Jeri Wiliams.
El primer agente policial que llegó a la casa recibió varios balazos, y su compañero pudo alejarse a salvo. Poco después, un hombre salió de la casa cargando un bebé en una cuna portátil y la dejó en el umbral, tras lo cual con las manos en alto y caminando hacia atrás, se entregó a la policía y quedó detenido. «Cuatro agentes se aproximaron para recoger el bebé, el sospechoso volvió a disparar, hiriendo a cuatro de ellos», agregó. En un video de la estación 12 de la televisión local se escucha una docena de disparos en rápida sucesión.
El sospechoso se atrincheró dentro de la casa y la situación se prolongó por varias horas hasta que la policía ingresó a la vivienda y encontró al sospechoso muerto. Las autoridades no han divulgado la identidad de alguna de las personas involucradas en el incidente, ni han informado sobre la relación con la mujer que fue herida.
