Los Ángeles, 22 feb (ELINFORMADORUSA/EFE News).-
Se conocieron en la escuela en su México natal, se casaron recién terminaron la preparatoria y estuvieron casados casi medio siglo en un amor que sólo la covid-19 pudo separar. La muerte les llegó con poco más de tres horas de diferencia.
A pesar de los esfuerzos de la familia, Juan y Blanca Rodríguez, ambos de 67 años y residentes de San Diego, se contagiaron con el coronavirus en enero.
«Sabíamos que iba ser muy peligroso para mis papás por sus condiciones de salud», explicó en entrevista con Efe Blanca Velázquez, una de las tres hijas de la pareja.
Juan sufría de diabetes, tenía problemas del corazón y riñones y lo habían operado de una factura un par de años atrás. Su esposa, tenía diabetes y artritis.
PRECAUCIONES MÁXIMAS
Juan y Blanca vivían con su hija Blanca, su esposo y sus dos hijos, y Cynthia, otra de sus hijas, por lo que la familia tomó todas las precauciones para evitar el contagio.
«Hicimos todo lo posible para no contagiarnos» aseguró Velázquez. Así, no salían de la casa y pedían comida a domicilio, lo mismo que las compras de mercado.
El único que salía a trabajar porque le tocaba era el esposo de Blanca, pero «cuando regresaba inmediatamente se bañaba y se cambiaba completamente de ropa».
La Navidad la celebraron virtualmente comunicándose con los hijos que vivían en otras casas, Juan Jr. y Ana, a través de Zoom.
No obstante, el domingo 17 de enero, Velázquez, al igual que su hijo de 21 años y su hermana Cynthia no se sentían bien, por lo que decidieron ir a tomarse la prueba de la covid-19 el lunes.
La madre también fue y cuando recibieron los resultados todos eran positivos al coronavirus.
LA DESPEDIDA
Un par de días después el papá comenzó a tener tos y tampoco se sentía bien de salud. Al día siguiente tuvieron que llamar los servicios de ambulancia para llevar a los padres al hospital. Los esposos Rodríguez fueron hospitalizados en centros diferentes.
«El domingo 7 de febrero nos llamaron del hospital donde estaba mi papá para informarnos que no se encontraba bien», contó Velázquez. Lo fueron a visitar junto con otros tíos y aprovecharon para hablar con la madre a través de Zoom.
«Ella habló con mi papá y le dijo ‘gracias por compartir tu vida conmigo’, y también le dijo que lo amaba y que se veía muy guapo», recordó Velázquez con voz entrecortada.
Esa misma noche tuvieron que entubar a la madre y unas horas después les llamaron del hospital y les dijeron que si querían verla tenían que ir urgentemente porque su oxígeno estaba muy bajo y en cualquier momento podría sufrir un infarto.
«Fuimos y nos despedimos de ella. Mi mamá falleció a las 12:34 de la madrugada», explicó la hija. Esa misma noche les llamaron del hospital donde estaba el padre para que fueran de inmediato.
«Cuando llegamos nos dijeron que mi papá había fallecido a las 4:18 (a.m.)», pero que pasada la medianoche había tenido un bajón fuerte y si no hubiera sido por la atención médica de emergencia, hubiera fallecido a la misma hora que mi mamá», detalló Velázquez.
Los esposos Rodríguez, que vinieron de México siendo niños, hubieran cumplido 48 años de casados el próximo 13 de marzo.
«UNA SOLA ALMA»
Sus hijos recuerdan que «siempre estaban juntos. Si mi papá no la veía, aunque estaba en la casa, preguntaba por ella y con frecuencia se tomaban de la mano».
Juan Rodríguez Jr. resumió en una frase el amor de los dos: «Yo realmente pienso que mi mamá y mi papá eran una sola alma; no eran dos almas, eran una sola».
La familia ha establecido en GoFundMe la cuenta «Blanca & Juan Rodriguez» para sufragar los gastos de entierro de estos esposos que, como dice Velázquez, «estuvieron juntos desde la preparatoria y se fueron juntos agarrados de la mano».
Aunque los latinos en California constituyen el 38,9 % del total de la población, representan el 55,1 % de los contagios por la covid-19 y el 46,2 % de los fallecimientos por esta causa, según datos del Departamento de Salud Pública del estado.
De igual forma, han recibido el 16 % de las vacunas administradas hasta el momento, en comparación con los blancos no hispanos, que alcanzan el 32,7 % y los asiáticos que tienen el 13 %.