Washington, 19 abr (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).- El presidente, Donald Trump, aseguró hoy que no pagará el envío de las tropas de la Guardia Nacional a la frontera con México, después de que el Gobierno de California anunciara un acuerdo, que calificó de «farsa» por no ir destinado a la detención de inmigrantes.
«El gobernador (de California) Jerry Brown anunció que enviará ‘hasta 400 tropas de la Guardia Nacional’ para hacer nada. El índice de crimen ya es suficientemente alto en California y el Gobierno federal no va a pagar la farsa del gobernador Brown» dijo el mandatario en su cuenta de Twitter.
En este sentido, también añadió que el acuerdo anunciado por el estado es mera retórica y que no es lo que necesita el país: «Necesitamos seguridad fronteriza y acción, no palabras», incidió el magnate.
Las palabras de Trump llegaron un día después de que el Ejecutivo estatal diera a conocer el pacto para el envío de las tropas a la frontera californiana con México, «tras asegurar el compromiso del Gobierno federal de financiar esta misión» como parte de las políticas migratorias del Ejecutivo nacional.
En la orden de Brown, fechada este miércoles, se especifica que este personal tendrá el objetivo de combatir «bandas criminales, traficantes de seres humanos y de armas ilegales y narcotraficantes», pero precisa que no podrán dedicarse a hacer cumplir leyes migratorias.
«Los miembros en servicio de la Guardia Nacional de California no podrán involucrarse en hacer cumplir cualquier ley migratoria, arrestar a personas por violaciones de leyes migratorias, vigilar a personas arrestadas por violaciones migratorias o apoyar actividades para hacer cumplir leyes migratorias», recoge el documento firmado por Brown.
En este escrito, se precisa que es el resultado de dos semanas de «productivas discusiones» con la Administración Trump, algo que ahora parece contradecir el mandatario tras haber anunciado hace unos días el envío de las tropas hasta la construcción del muro.
Con este movimiento, California -gobernada por demócratas- se uniría a los estados de Texas, Nuevo México y Arizona -gobernados por republicanos- en el envío de la Guardia Nacional después de que el Pentágono autorizara la llegada de hasta 4.000 militares a la zona.
California se ha convertido desde el comienzo del mandato de Trump en el Ejecutivo estatal más combativo y opuesto a las medidas de su Gobierno, algo que se ha dejado ver en materia medioambiental, pero también migratoria con la declaración del territorio como «estado santuario».
De este modo, se opuso a colaborar con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en la persecución de inmigrantes en situación irregular.
La ley federal prohíbe usar a los militares para tareas de seguridad y orden público a nivel nacional, por lo que la Guardia Nacional tendrá un papel limitado en la frontera y no podrá dedicarse a detener inmigrantes que lleguen a la zona limítrofe.