Washington, 7 jun (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).-
Todo el mundo en Washington estaba esperando a que el helicóptero de Trump aterrizara en la Casa Blanca, de vuelta de su viaje por Europa, para saber si cumpliría su amenaza de imponer a partir del lunes aranceles a las importaciones mexicanas que comenzarían al 5 % y ascenderían cada mes hasta llegar al 25 % en octubre.
«Vamos bien», se limitó a responder Trump cuando un reportero le preguntó a gritos a su llegada a la mansión presidencial.
Unas horas antes, en un mensaje de Twitter, el mandatario consideró que había una «buena posibilidad» de alcanzar un pacto con México, pero avisó de que si las negociaciones no llegan a buen puerto, entonces: «¡México comenzará a pagar Aranceles al nivel del 5 % el lunes!».
Esas declaraciones marcaron un cambio de tono con respecto a lo que, al principio del día, había expresado en declaraciones a la prensa en la Casa Blanca Marc Short, el jefe de gabinete del vicepresidente, Mike Pence, quien formó parte del equipo negociador el miércoles.
Según Short, Trump tenía previsto firmar este viernes una «notificación legal» destinada a imponer los aranceles, aunque explicó que «existe la posibilidad, si las negociaciones continúan yendo bien, de que el presidente pueda desactivar eso en algún momento de este fin de semana».
Las negociaciones continuaron hoy en el Departamento de Estado entre funcionarios del país y una delegación mexicana, encabezada por el canciller, Marcelo Ebrard, e integrada por la embajadora de México, Martha Bárcena, y Alejandro Celorio, asesor legal del Ministerio de Exteriores de México.
Por parte del país, acudieron la secretaria adjunta de Estado para Latinoamérica, Kimberly Breier; el encargado de Negocios de la Embajada en México, John Creamer; y uno de los asesores legales del Departamento de Estado, Marik String, dijo a Efe una fuente familiarizada con las conversaciones.
Esa tercera ronda de diálogo comenzó a las 9.00 hora local (13.00 GMT) y la delegación mexicana no había salido del Departamento de Estado a las 19.00 hora local (23.00 GMT), diez horas después.
Desde el miércoles, la delegación mexicana intenta a contrarreloj buscar una fórmula que evite la imposición de gravámenes a sus productos y contente las exigencias de Trump, que acusa a México de no hacer lo suficiente para frenar a los miles de centroamericanos que huyen de la miseria y violencia de su tierra natal.
El jueves, Ebrard mostró la capacidad de compromiso de México al anunciar que su Gobierno enviará 6.000 efectivos de su Guardia Nacional al sur de su territorio y la frontera con Guatemala.
La Guardia Nacional es un cuerpo de seguridad creado este año por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, compuesto por soldados, marinos y policías, y encabezado por un militar retirado.
Los diarios The Washington Post y The New York Times han desvelado que las dos partes están debatiendo un acuerdo que cambiaría el actual sistema de asilo y daría a Washington mayor discrecionalidad para negar la entrada a las familias migrantes de Centroamérica.
Bajo el nuevo acuerdo, los migrantes tendrían que pedir asilo en el primer país al que llegan tras dejar sus hogares, según The New York Times, que cita funcionarios de la Administración.
De esa forma, los guatemaltecos pedirían asilo en México en vez del país.; mientras que aquellos que huyen de El Salvador y Honduras tendrían que pedir asilo en su Guatemala, país que actualmente atraviesan para llegar a México y continuar su ruta a territorio estadounidense.
Frente a las peticiones del Gobierno, México ha tratado de impulsar la idea de que la mejor forma de frenar la migración es impulsar una mejora de las condiciones económicas y de seguridad del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala), de donde provienen la mayor parte de migrantes.
A finales de mayo, el propio Ebrard acudió a Washington para pedir que se financie el llamado «Plan Marshall» para el Triángulo Norte, que fue diseñado con ayuda de la Cepal, el órgano de la ONU que fomenta el desarrollo económico y social en Latinoamérica.
Para que ese plan funcione, México quiere que el país invierta 4.800 millones de dólares.
Si las dos partes no llegan a un acuerdo, el próximo lunes entrarán en vigor los aranceles a un amplio rango de productos, lo que podría incrementar el precio del aguacate por encima de los 2,20 dólares por unidad y que añadirían 1.500 dólares al precio de un coche nuevo, de acuerdo a un estudio de mayo de este año del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.