Washington, 25 ene (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).- El presidente, Donald Trump, ordenó hoy iniciar en cuestión de «meses» la construcción del muro con México y recrudeció la política hacia los inmigrantes indocumentados, con la promesa de construir más centros de detención y negar fondos federales a las ciudades que traten de protegerlos.
Con la firma de una orden ejecutiva, Trump puso en marcha una de sus principales promesas de la campaña electoral, la de construir un muro en la frontera sur, y prometió que eso reforzará las relaciones con México, que ha expresado su rechazo a esa idea y se ha negado a pagar la factura de la gigantesca pared fronteriza.
«Nuestra relación con México va a mejorar», afirmó Trump en un acto en el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
«El aumento sin precedentes de la inmigración ilegal procedente de Centroamérica está dañando tanto a EEUU como a México, y creo que las medidas que tomaremos a partir de ahora aumentarán la seguridad en ambos países; van a ser muy, muy buenas para México», añadió.
En una entrevista con la cadena ABC News, Trump precisó que la construcción del muro empezará en cuestión de «meses» y aseguró que, aunque el Gobierno federal adelantará el dinero necesario para iniciar la construcción, ese pago será «reembolsado por México», que se hará cargo del «cien por cien» del coste de la edificación.
Las medidas de Trump llegan menos de una semana antes de la visita prevista a Washington del presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el mismo día en que el canciller mexicano Luis Videgaray y el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, mantenían reuniones en la Casa Blanca para preparar ese encuentro de alto nivel.
En total, Trump firmó dos decretos que llaman a «la construcción inmediata de un muro físico en la frontera sur» del país, así como a crear más centros de detención para indocumentados y a «acelerar la deportación» de aquellas personas cuyas pretensiones legales de permanecer en Estados Unidos «hayan sido rechazadas legalmente».
El presidente ordenó también la ampliación del número de agentes de control fronterizo y la interrupción de ciertos fondos federales a las llamadas «ciudades santuario» como Chicago, Nueva York y Los Ángeles, que protegen de la deportación a los indocumentados.
Las ciudades, condados o estados llamados «santuario» -unos 300 en todo Estados Unidos- cumplen con las leyes migratorias, pero rechazan cooperar con programas voluntarios que estén destinados a ayudar a las autoridades migratorias federales a identificar, detener y deportar a los indocumentados.
Además, Trump ordenó restaurar el controvertido programa «Comunidades Seguras», cancelado en 2014, que permite que las autoridades locales compartan con el Gobierno federal las huellas digitales de los indocumentados presos en cárceles locales y de los condados, con el fin de deportarlos.
«A partir de hoy, los Estados Unidos recuperan el control de sus fronteras», subrayó hoy Trump.
Tras ganar las elecciones del 8 de noviembre pasado, Trump afirmó que expulsaría del país a aquellos indocumentados que tuvieran «antecedentes penales», cerca de tres millones, en vez de al total de 11 millones de inmigrantes sin papeles que se estima que viven en Estados Unidos y a los que prometió deportar durante la campaña.
En su discurso a las agencias encargadas de gestionar la inmigración y la seguridad fronteriza, Trump garantizó hoy que «las leyes de EEUU se van a implementar fuertemente», y que la «seguridad ciudadana» estará por delante de cualquier otra consideración.
A quienes le piden tener clemencia con las familias separadas de los indocumentados deportados, Trump respondió que «nadie habla sobre las familias de estadounidenses separados para siempre de la gente a la que aman», cuyos seres queridos «fueron horriblemente asesinados por gente que vino aquí ilegalmente».
Trump podría empezar a construir el muro por su cuenta, ya que una ley de 2000 permite levantar una valla de hasta 700 millas (1.126 kilómetros, de los que más de mil ya están construidos).
Pero si quiere construir en las 1.200 millas restantes (1.930 kilómetros) que conforman la frontera común, necesitará que en algún momento el Congreso apruebe una partida de gasto para ello.
Trump dijo hace casi un año que calculaba que construir el muro costaría 8.000 millones de dólares, pero otras estimaciones independientes, como la del grupo Bernstein de Investigación, sitúan el coste real entre los 15.000 y los 25.000 millones.
Se espera que Trump emita esta semana otra orden ejecutiva para bloquear temporalmente la entrada en EEUU de aquellos que soliciten asilo y provengan de naciones «propensas al terrorismo», en las que incluiría a Siria, Libia, Somalia, Irán, Irak y Sudán, entre otros.
Según el diario The New York Times, el decreto de Trump detendrá durante 120 días la admisión de refugiados a Estados Unidos, y cuando se reanude, el límite de personas que podrán obtener asilo en el país este año se reducirá de los 110.000 actuales a 50.000.