Washington, 22 feb (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).- El presidente, Donald Trump, escuchó hoy los duros testimonios de una veintena de personas afectadas por varios tiroteos, entre ellos supervivientes del ataque de la semana pasada en Florida, y prometió «una solución» para una amenaza que desde hace años es rutinaria en el país.
«Estamos aquí porque mi hija no tiene voz. La asesinaron la semana pasada», dijo enojado Andrew Pollack, cuya hija Meadow estuvo entre las 17 víctimas mortales del tiroteo del 14 de febrero en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland (Florida).
«¿Cuántas escuelas más, cuántos niños más tienen que ser asesinados? Esto se acaba aquí, con este Gobierno y conmigo (…). Deberíamos haberlo arreglado después del primer tiroteo. Y estoy cabreado, porque a mi hija no la voy a volver a ver», añadió Pollack, alzando la voz.
Trump invitó a Pollack, a seis estudiantes del instituto donde se produjo el tiroteo de Florida y a sus padres a una reunión en la Casa Blanca, a la que también asistieron otras personas afectadas por ataques en centros educativos del país, como los de Columbine (Colorado, 1999), y Newtown (Connecticut, 2012).
El presidente quería escuchar sus ideas sobre cómo reforzar la seguridad en las escuelas, algo que ha calificado como una «máxima prioridad» para su Gobierno después de lo sucedido en Florida.
«Vamos a trabajar muy duro, este tema es muy difícil, muy complejo, pero vamos a encontrar una solución», garantizó Trump.
El presidente sugirió que algunos profesores de las escuelas del país podrían portar armas de manera oculta para responder rápidamente si se produce un tiroteo, dado el tiempo que puede tardar la Policía en llegar al lugar de los hechos tras recibir una alerta.
«Los profesores tendrían un permiso especial, y (la escuela) ya no sería una zona libre de armas», aventuró.
«Vamos a examinar esa idea muy en serio, mucha gente va a estar opuesta a ello, y mucha gente va a estar de acuerdo», añadió Trump, que propuso también que en las escuelas pueda haber «profesionales» o «marines» armados por si es necesario responder a un tiroteo.
Trump reconoció que esa idea es «controvertida», y preguntó a los asistentes qué opinaban al respecto.
La idea satisfizo a Pollack, el padre que perdió a su hija en Parkland, pero generó críticas de otros asistentes, entre ellos dos progenitores cuyos niños de 5 y 6 años fueron asesinados en el tiroteo de 2012 en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown.
«Mi esposa es profesora, y ella le diría que los maestros ya tienen suficientes responsabilidades como para además tener la enorme responsabilidad de la fuerza letal que puede acabar con una vida», dijo Mark Barden, que perdió en Sandy Hook a su hijo Daniel.
Barden y Nicole Hockley, cuyo hijo Dylan falleció en ese mismo tiroteo, pidieron al presidente que se centre en la prevención de los tiroteos, en dar a los maestros la formación necesaria para poder identificar a sus alumnos que tengan problemas mentales o sufran acoso por parte de sus compañeros, y ayudarles a tiempo.
Trump también opinó que debe haber «más instituciones mentales» para ingresar a «enfermos» como el autor del tiroteo de Florida, Nikolas Cruz.
Hockley replicó que solo «un porcentaje muy pequeño» de los enfermos mentales «cometen actos violentos», y que lo importante es «financiar servicios de salud mental» para hacer frente al «miedo y la ira» y prevenir el suicidio de adolescentes.
El presidente prometió, además, que examinará «el tema de la edad (mínima) para comprar (un arma)», debido a que el autor del tiroteo de Florida tenía su propio rifle semiautomático con 19 años.
Bajo la ley federal de EE.UU., la edad mínima para comprar un arma son 21 años si es una pistola y 18 si es un rifle, pero los proveedores sin licencia pueden venderlas a personas más jóvenes.
Varios asistentes a la reunión abogaron por reforzar el control de armas, algo políticamente complicado para Trump dado su apoyo a la Asociación Nacional del Rifle (NRA).
«Esto no es difícil. Estas muertes pueden prevenirse. Le imploro, piense en sus propios hijos. Usted no quiere ser yo», le dijo Hockley a Trump.
Samuel Zeif, un estudiante que perdió a su mejor amigo en el tiroteo de la semana pasada en Parkland, dijo que no puede sentirse «cómodo» sabiendo que los rifles semiautomáticos son tan accesibles.
«Cumplí 18 años el día después de despertarme con la noticia de que mi mejor amigo estaba muerto, y no entiendo cómo todavía puedo entrar en una tienda y comprar un arma de guerra», dijo Zeif.
«¿Cómo no paramos esto después de Columbine, después de Sandy Hook? Por favor, no dejemos que esto pase nunca más. Por favor, por favor», añadió emocionado.