Historias, historias, historias… cada día escuchamos o nos pasan nuevas historias. Esto es lo que nos encanta comunicar y apreciamos a aquel que nos trae nuevo contenido y nos cuenta una nueva e interesante historia. Desde que existe la humanidad en la Tierra, hemos usado historias para relacionarnos con otros. A través de historias le hemos encontrado sentido a nuestro mundo y nos han ayudado a tomar decisiones en nuestras vidas.
Ahora, los avances tecnológicos nos saturan con increíble cantidades de información, y nos encontramos tomando decisiones basados en las historias que realmente nos cautivan. ¡Este es el poder de las historias! Nos conmueven, nos llena, nos tocan, nos emocionan, nos hacen palpitar aceleradamente el corazón, etc. Y así como cualquier historia que cuentas, así mismo debe ser la historia que como emprendedores y empresarios estamos contando. A propósito, ¿Cuál es tu historia? ¿Cómo relatas esta misma para alcanzar a una mayor y más comprometida audiencia?
Nuestra historia es nuestra marca. Las personas compran tu historia más que tu producto o servicio. Por lo tanto, las historias deben ser auténticas; llenas de personas y cosas reales. Las historias deben ser transparentes en una cultura y marca. Así mismo deben ser interesantes de leer y ayudar de una u otra manera (sea para motivar, informar, apoyar, etc.). Las buenas historias ganan y mantienen la confianza de tu audiencia. Toma el desafío de contar tu historia genuinamente y escribirla de una manera cautivadora ante tus clientes.
Querido emprendedor/empresario es hora de conectarte con tu cliente de una forma real y autentica. Es el momento de sacar un papel y lápiz y trazar el mapa de la transformación de tu idea a negocio. Comparte con los demás tus inquietudes, tu pasión, tus mejores lecciones y tus metas. De esta manera tu marca cobrara vida y te será más fácil relacionarte con un componente mayor que un servicio o producto.