Opinión Casa Editorial El Informador
El mundo está cambiando constantemente, los valores se van perdiendo día a día y los crímenes cada vez son peores, el ser humano poco a poco va perdiendo los escrúpulos y cada vez la situación se vuelve más vergonzosa.
Al hablar de esta manera es porque cuando recibimos la noticia de que Naasón Joaquín García un supuesto líder religioso había sido acusado por la Corte Superior de Los Ángeles por 26 delitos entre los cuales destacan la trata de personas, pornografía infantil y violación a menores de edad, esto simplemente nos causó repulsión.
Si… “repulsión”, como lo escucha estimado lector, ¿cómo puede ser que un denominado líder de la Luz del Mundo pueda cometer crímenes tan atroces?, para nada concuerda y va con los ideales de una persona que profesa amor y a escondidas comete delitos, es como si un demonio se disfrazara de ángel.
La misma fiscalía de California declaró que Naasón Joaquín García y sus cómplices presuntamente coaccionaron a sus víctimas para realizar actos sexuales diciéndoles que si se oponían a cualquiera de sus deseos estaban contradiciendo a Dios, ya que él era su apóstol, según explicó la fiscalía.
Tan solo imaginarlo es aberrante y que sus acciones las justificara con el simple hecho de que “a un apóstol de Dios no se le juzga por sus acciones”, no merece perdón.
Este supuesto apóstol de Dios obligaba a jóvenes a que realizaran acciones sexuales para él y luego las grababa para difundirlas con los miembros de su misma organización.
Con gran descaro su llamada organización religiosa La Luz del Mundo ha defendido a su líder a capa y espada y declara abiertamente que son falsas las acusaciones en su contra.
Con indignación no queda más que dejar en manos de la justicia el futuro de este hombre y que sus acciones sean juzgadas por sus blasfemias, sus crímenes no quedaran impunes y será castigado por cometer tan atroces delitos.