La Fiscalía General de Pensilvania ha revelado un informe dónde describe los abusos que cerca de 300 sacerdotes cometieron contra más de 1.000 niños en diferentes diócesis del estado y contiene relatos detallados de algunos casos.
Ese texto se basa en la revisión de medio millón de documentos internos de diferentes diócesis que acusaciones increíbles en contra los sacerdotes acusados.
Por citar un caso, un religioso habría violado a una niña de 7 años cuando la visitó en el hospital después de una operación de amígdalas. Otro habría obligado a un niño de 9 años a mantener relaciones sexuales de tipo oral y, después, le habría enjuagado la boca con agua bendita.
La Procuraduría estima que algunos curas actuaron en conjunto para perpetrar agresiones sexuales en las que habrían empleado «látigos, violencia y sadismo» contra sus víctimas.
El fiscal general Josh Shapiro, destacó que todos estos hechos tuvieron lugar gracias a «el encubrimiento de altos funcionarios de la Iglesia en Pensilvania y en el Vaticano» y explicó que los agresores «no solo enseñaron a los niños que ese abuso era normal, sino que era sagrado«.
Shapiro indicó que algunos implicados justificaron sus agresiones con el argumento de que «la Virgen María tuvo que lamer a Jesús para limpiarlo tras nacer».
Algunos de ellos fueron forzados a beber alcohol o ver material pornográfico. Se les obligó a masturbar a sus agresores o fueron manoseados por ellos. Otros fueron violados por vía oral, vaginal o anal».
Esta investigación refleja la seria sospecha que podrían ser «miles» los menores cuyos registros se perdieron o que no denunciaron estas atroces acciones.
La Fiscalía General de Pensilvania ha revelado un informe dónde describe los abusos que cerca de 300 sacerdotes cometieron contra más de 1.000 niños en diferentes diócesis del estado y contiene relatos detallados de algunos casos.
Ese texto se basa en la revisión de medio millón de documentos internos de diferentes diócesis que acusaciones increíbles en contra los sacerdotes acusados.
Por citar un caso, un religioso habría violado a una niña de 7 años cuando la visitó en el hospital después de una operación de amígdalas. Otro habría obligado a un niño de 9 años a mantener relaciones sexuales de tipo oral y, después, le habría enjuagado la boca con agua bendita.
La Procuraduría estima que algunos curas actuaron en conjunto para perpetrar agresiones sexuales en las que habrían empleado «látigos, violencia y sadismo» contra sus víctimas.
El fiscal general Josh Shapiro, destacó que todos estos hechos tuvieron lugar gracias a «el encubrimiento de altos funcionarios de la Iglesia en Pensilvania y en el Vaticano» y explicó que los agresores «no solo enseñaron a los niños que ese abuso era normal, sino que era sagrado«.
Shapiro indicó que algunos implicados justificaron sus agresiones con el argumento de que «la Virgen María tuvo que lamer a Jesús para limpiarlo tras nacer».
Algunos de ellos fueron forzados a beber alcohol o ver material pornográfico. Se les obligó a masturbar a sus agresores o fueron manoseados por ellos. Otros fueron violados por vía oral, vaginal o anal».
Esta investigación refleja la seria sospecha que podrían ser «miles» los menores cuyos registros se perdieron o que no denunciaron estas atroces acciones.