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Una hermosa ciudad manchada por la violencia

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Editorial por Héctor Loya

a lástima y a la vez vergüenza que una ciudad tan bella y prospera como Grand Rapids que tiene todo el potencial de crecimiento económico y sea uno de los lugares más recomendados para vivir y tener familia este consumido por la violencia.

Es penoso y a la vez doloroso ver cómo a tan solo unos días de que termine el 2019 la tasa de mortandad por acciones violentas como tiroteos o apuñalamientos tenga un saldo de 17 personas hasta la fecha, cifra que casi duplicó la del año pasado, solo le faltó uno, y espero que en estos días que aún faltan por terminar el año no se sumen más casos porque sería el colmo de los males.

En realidad fueron más tiroteos y personas heridas por arma de fuego y blanca pero no los estoy contando en la lista porque para su buena fortuna la libraron al no perder la vida.

Aun así este año se caracterizó por estar inmerso en la violencia, misma que si continúa seguirá cobrando la vida de más personas que se sumarán a la lista.

Tal parece que las personas que cometen esta clase de actos no conocen los límites y que no tienen rienda, como se dice vulgarmente, parece la ley del viejo oeste del que a hierro hiere a hierro mata.

Lo peor es que van y matan sin escrúpulos a una persona disparándole sin tener en cuenta las consecuencias, primeramente en el caso de ser capturado lo mínimo que pueda pasar es estar guardado un buen tiempo en la cárcel y echar a perder su vida por una tontería. Por otro lado, tenemos el caso de los familiares que se quedan sufriendo y llorando la muerte de quien recibió los disparos o en su caso la puñalada.

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Debemos de reconocer que aunque sea un maleante nadie tiene el derecho de quitarle la vida y menos cuando tiene familia que los espera de vuelta en casa.

Sin duda alguna nuestras autoridades tienen la obligación directa de darnos la seguridad que necesitamos pero no podemos dejarles toda la carga ya que no pueden estar en todos lados a la vez, nuestro deber principal es ser ciudadanos responsables y educar a nuestros hijos en valores, no dejarlos al ahí se va porque si no lo más seguro es que terminen en malos pasos.

Esperemos que este trago amargo que deja el 2019 no se repita para en 2020 y que si no se pueden evitar las muertes y los homicidios al menos se piense dos veces antes de detonar una pistola para que la cifras disminuyan y porque no se erradiquen.