Opinión: Casa editorial El Informador
La semana terminó ante las miradas expectantes de todo el mundo con la noticia de que Michigan fue azotado con largas nevadas combinadas con fio extremo que causaron daños y dificultaron la movilidad, noticia que incluso rebasó las barreras internacionales con miles de comentarios en redes sociales y periódicos de preocupación y apoyo a la ciudadanía al pensar que se viviría una era glaciar para los estados del norte del país.
Lo cierto es que, para suerte de algunos, se vivió de una manera cálida y en familia pudiendo aprovechar el tiempo para disfrutar de la nieve y poder observar la majestuosidad de la naturaleza y al experimentar lo caprichosa que suele ser, pero en contraparte las otras personas que experimentaron la carencia y la necesidad abatidos por la escasez de servicios y al no poder pensar otra cosa más que combatir a toda costa el frio.
Muchas imágenes circularon por las redes sociales de personas indigentes sufriendo bajo el frio congelante en las calles de las ciudades, también pudimos observar a gran cantidad de mascotas y animalitos abatidos o incluso muertos por el frio.
Miles de conmociones y sentimientos no se hicieron esperas ante algo que parecía cruel al pensar cómo puede ser que no existan acciones suficientes o refugios al alcance de las personas que lo necesitan y que queríamos a toda costa que dejaran se sufrir.
También por nuestra mente paso el hecho de la crueldad por parte de personas que no tenían conciencia de los riesgos que representaba para las mascotas el estar expuestos al frío. Estas emociones despertaron en nosotros el sentimiento de impotencia al no poder hacer nada.
Lamentablemente se pudieron ver dos versiones distintas de vivir y pasar una tormenta de frío, una bajo el calor de un tierno hogar lleno de las comodidades necesarias y otra bajo el olvido que desde mi punto de vista pudiera calar más que el mismo frio.
