El asaltante, que iba vestido de negro y blandía un cuchillo, entró en la oficina cuando la jornada laboral tocaba a su fin, saltó a la mesa de la cajera, la amenazó con su arma y le exigió que le entregara todo el efectivo.
Sin embargo, la empleada no se dejó amedrentar y plantó cara al atracador. Empezó a gritar muy fuerte y, en determinado momento, logró arrebatar el cuchillo de las manos del criminal que, aparentemente incapaz de soportar su grito, abandonó finalmente la oficina.
A continuación, la cajera cerró la puerta y presionó el botón de pánico. Los policías que llegaron al lugar detuvieron al ladrón a pocos metros de la escena del crimen, justo en el momento en que intentaba quitarle la bolsa a una transeúnte.