- LA ESTRATEGIA DE LA CEBOLLA
Seguramente lo de vestirse en capas sea una de las estrategias más extendidas para mantener el calor, con la gran ventaja de regular la temperatura cuando más te apetezca. Sin embargo, se corre el riesgo de abrigarse tanto hasta el punto de empezar a sudar. El problema viene cuando el sudor se enfría, lo cual hará que sintamos las temperaturas más bajas.
Por eso, no es necesario ponerse la ropa más gorda del armario. Es mejor ir abrigado con una camiseta térmica por debajo que hará que mantengas el calor sin agobios ni sudores. ¡Capas las justas!
Lo mismo para los pantalones: puede que uses los vaqueros todo el año, pero en invierno al sentarte en un banco se te quedarán las piernas heladas. Si vas a ponértelos igualmente, apúntate esta: puedes abrigarte poniendo por debajo unas mallas térmicas.
- EVITA EL ALGODÓN
¿Sabías que el algodón absorbe la humedad más rápido que otros tejidos? Esto provocará que por ejemplo con unos calcetines gruesos de algodón puedas tener la sensación de tener los pies mojados, lo cual no ayuda a evitar el frío.
Si vas a correr al aire libre, lo mismo: las prendas de nylon o poliéster serán más efectivas para bloquear el frío y mantenerse secos.
- COMIDA ¿CALIENTE?
Alimento clásico de la época invernal. Los caldos bien calientes ayudan a mantener la temperatura corporal y aportan nutrientes esenciales. Pueden constituir en sí mismos una comida o una cena si le agregas huevo, pollo o verduras picadas.
Las bebidas calientes ayudan a mantener la temperatura. Algunas infusiones, como el té verde o las que tienen jengibre, son especialmente recomendables en esta época, ya que además refuerzan la inmunidad.
- SIGUE EL ESQUEMA DEL BOTE
Recuerda que no se trata solo de protegerse del frío, sino de mantener el calor. Por ello, piensa que tu cuerpo es un bote, y ahí no entra nada, solo tú. Así que el más mínimo hueco debes taparlo para evitar que entre el frío en tu cuerpo.
Las manos y las orejas suelen ser las más sensibles a las bajas temperaturas, a poco que el ambiente sea gélido, las orejas se vuelven inmediatamente rojas como medida de prevención del cuerpo, que envía un aporte extra de sangre para evitar su enfriamiento. Utiliza guantes y gorro u orejeras para protegerte del frío invernal.
- VITAMINA TUS DEFENSAS
Existe una amplia lista de alimentos que nos ayudarán sin mucho esfuerzo a protegernos del frío. Lo fundamental es aprender a cuidar nuestras defensas en invierno.
Si introducimos en nuestra dieta la vitamina B (con cereales, verduras, frutas, etc.) ayudaremos a nuestro sistema inmunológico. Además, se recomienda sustituir el azúcar por la miel, por sus propiedades antibacterianas; es aconsejable también la ingesta de un yogur al día. ¡Tus defensas naturales te lo agradecerán!
- ¿COMER MÁS?
Puede que en invierno tengamos una buena excusa para saltarnos la dieta. Para los escépticos, está comprobado que las personas delgadas son más frioleras que las ‘entradas en carnes’. ¿El motivo?
Muy sencillo: la grasa propia del cuerpo de las personas obesas ayuda a mantener el calor, como si fuera una capa adicional de ropa debajo de la piel. El grosor del tejido adiposo es el que aísla los órganos internos y los protege de la pérdida de calor. Así que durante el invierno está permitido comer solo un poquito más.
- ATENTOS AL VIENTO
Aparte de estar al día de la previsión de temperaturas en tu ciudad, no estaría de más fijarse en los valores de la velocidad y dirección del viento previstos. Además de hacer que la sensación térmica sea aún menor, las ráfagas de viento pueden hacer que te quedes congelado para el resto del día.
Ponte una bufanda extensa que te abrigue, una chaqueta con capucha o un gorro, y unos guantes. ¡Podrás ir al fin del mundo sin pasar frío!