Editorial por Luis Molina
Recientemente tenemos el caso en Michigan de un señor, ya mayor que está siendo acusado de presunto abuso sexual infantil.
Este es solo uno de los miles de casos que ocurren año tras año y quise aprovechar este editorial para hablar de este tema.
Cualquier persona que abusa de un menor es un acto repugnante y que debe recibir todo el peso de la ley.
Como padres, es esencial estar alerta ante la amenaza de la pornografía y el abuso de menores. Nos enfrentamos a la creciente presencia de depredadores sexuales, individuos sin escrúpulos que buscan dañar a nuestros niños. La responsabilidad educativa no recae únicamente en los maestros; en casa, como padres, debemos ser diligentes, brindando una supervisión constante a nuestros hijos.
Lamentablemente, algunos casos de abuso provienen de entornos cercanos, incluso de familiares o mejores amigos en quienes confiamos. Es crucial mantener una comunicación abierta y estar alerta para proteger a nuestros seres queridos.
Las estadísticas sobre abuso infantil pueden variar pero según el informe anual del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, en el año fiscal 2020, se reportaron aproximadamente 3.5 millones de denuncias de maltrato infantil que involucraban a alrededor de 4.4 millones de niños. Estas cifras proporcionan una perspectiva general, pero es importante tener en cuenta que no todos los casos de maltrato infantil son denunciados, por lo que las cifras reales pueden ser mayores.
El abuso infantil dentro de la familia o el hogar de un familiar puede ocurrir por varias razones. La cercanía y la confianza que existe en el ámbito familiar pueden ser aprovechadas por personas con intenciones dañinas. Algunos factores que contribuyen incluyen:
1. Confianza excesiva: La confianza en los miembros de la familia puede llevar a una menor vigilancia y detección de comportamientos inapropiados.
2. Silencio cultural: En algunos casos, ciertas culturas pueden desalentar la discusión abierta sobre temas sensibles, facilitando que el abuso pase desapercibido.
3. Ignorancia o negación: Algunas familias pueden ignorar señales de abuso o negar la posibilidad de que ocurra dentro de sus hogares.
4. Miedo a consecuencias: Los niños pueden sentir miedo de hablar sobre abusos dentro de la familia debido a represalias o temor a romper la estructura familiar.
Es crucial fomentar la conciencia, la comunicación abierta y promover ambientes seguros para que los niños se sientan cómodos al compartir sus experiencias. La educación sobre la prevención del abuso infantil también desempeña un papel fundamental.
Muchas veces como padres no hablamos con nuestros hijos desde la infancia de estos temas por el tabú de que está mal, pero si no los educamos nosotros desde la infancia eso abre una brecha para que los depredadores sexuales se aprovechen de ellos.
Es importante que los padres controlen el acceso a lo que ven sus hijos en las pantallas , es triste pero hay niños ni siquiera tienen la edad y ya tienen redes sociales donde cuentan con miles de amigos y muchas veces su padres ni en cuenta.
Yo recuerdo que en la infancia de mis hijos mi esposa nunca le permitió a mis hijos quedarse en otras casa de amigos, “las famosas pijamadas” por qué siempre miró más allá y eso se los agradezco hasta hoy día que gracias a su perspicacia nunca expusimos a nuestros hijos a algún abuso en otras cosas, por qué nuevamente es ahí donde muchas veces ocurren estas tragedias.