Por Juan Carlos Valderrama
Siendo la 1:14 pm del 19 de setiembre de 1917, habiéndose realizado a las 11:00 am un simulacro conmemorativo del terremoto sucedido en 1985 que provocó más de 10,000 muertos en México ese mismo día, como una ironía macabra del destino, la naturaleza cruel volvió a impactarlo con un terremoto de magnitud 7.1 en la Escala de Richter de acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional.
La tierra comenzó a temblar por algunos segundos y cayeron más de 40 edificios, departamentos y casas inhabitables, escuelas destruidas, todos ellos fueron colapsados y se derrumbaron dejando una nube densa de humo y polvo en el ambiente; la interrupción del servicio eléctrico y telefónico fue casi inmediato, se produjeron fugas de gas y el estallido de una tubería de gas, cayeron árboles y postes eléctricos, las carreteras y puentes destruidos, el metro suspendido, aeropuertos cerrados y en caos .
Ante este panorama de devastación catastrófica y una inminente cantidad de damnificados, más de 200 muertos y miles de heridos , la sociedad civil actuó con SOLIDARIDAD, la primera gran respuesta la dieron los ciudadanos comunes, los voluntarios quienes formaron cadenas humanas con cubos de pintura, hachas, lampas y carritos de los supermercados iniciaron la remoción de escombros con la esperanza de encontrar sobrevivientes y salvar vidas humanas. Después sus gestos como acoger a los afectados sin conocerlos en sus domicilios, salvar sus mascotas, recolectar donaciones, brindar agua, medicinas, comida, entre otros.
Debemos agradecer a los socorristas, los bomberos, rescatistas de diversos países, a los topos que sin recibir remuneración alguna, dejan trabajo y cuestiones personales por ayudar, las fuerzas armadas, la policía y la sociedad civil, a los donantes de países donde se encuentran compatriotas. Todos ellos son héroes que no deben pasar anónimos. Tenemos que recordar que los terremotos no se pueden predecir, pero sí se pueden repetir y que, ante ello, solo tenemos la prevención y que los protocolos de seguridad deben funcionar y que pueden suceder en el mismo país o en cualquier otro.
Ante un impacto psicológico tan doloroso que produce un efecto traumático, ansiedad significativa, ataques de pánico y que activa los sistemas de estrés, produciendo una descompensación psicológica, se debe realizar la intervención en crisis para mejorar la salud mental de la población que está viviendo esta tragedia.
El presidente de México, a través de Comité Nacional de Emergencias, activó el Plan Mx y declaró tres días de luto nacional. No se podrá conocer hasta unos días más adelante el total de muertos y heridos, así como los costos de los daños materiales.