Editorial por Héctor Loya
Siempre me he preguntado porque es tanto el rechazo hacia la comunidad hispana por parte de los norteamericanos, al decir esto no quiero decir que sea igual en todos. La verdad mis respetos para algunos que se han sumado a marchas y protestas, e incluso defienden los derechos de los inmigrantes, esas personas sin duda alguna merecen mi respeto y admiración, pero lamentablemente en gran parte de la población norteamericana se sigue arraigando esa mala imagen del hispano y lo rechazan e incluso lo repudian, cual racismo malévolo que de mala manera estereotipa las mentes de muchos.
Cosa que no debería ser así porque les guste o no Estados Unidos está lleno de hispanos, unos viven de manera legal otros no pero ese sector que tanto rechazan es el que hace los trabajos más pesados, trabajos que pocos se atreven a hacer, de hecho en el estado de Michigan se está realizando en esta temporada la pizca de algunos frutos que se producen en la localidad y quiénes creen que hace ese trabajo, si, ni más ni menos que los hispanos.
Hombres mujeres y jóvenes se adentran entre las ramas de árboles y arbustos para extraer los frutos que cómodamente agarramos del frutero o la nevera de nuestro hogar, sin saber que antes de que llegue a nuestras manos tuvo que haber pasado por las manos de personas trabajadoras que inician su jornada cuando sale el sol y la terminan cuando se mete.
Sus manos están gruesas, duras y callosas por la tierra que pasa entre sus dedos, manos a las que en muchas ocasiones no se les paga lo que se merecen.
Gracias hermanos hispanos por hacer ese trabajo arduo y duro que muy pocos podrían resistir y serían capaces de hacer, honor a quien honor merece y ustedes se lo merecen.
Así que antes de juzgar y menosprecias al hispano que hace el trabajo duro del campo debemos pensarlo dos veces, ya que gracias a ellos tenemos frutas y verduras al alcance de nuestras manos y solo basta con ir a un centro comercial para comprarlas, sin saber todo el duro proceso que hubo detrás de ello.
