Guadalajara (México), 13 ene (ELINFORMADORUSA/EFE).-
eses después de casi perder la vida, Andrea González cumplió su sueño de ir a la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) y demostrar que la mujer mexicana es capaz de proyectos científicos de gran envergadura.
González cuenta a Efe que desde pequeña soñaba ser astronauta y estar en la NASA, anhelo que cumplió en los últimos meses de 2019 cuando fue elegida por la Agencia Espacial Mexicana para The International Air and Space Program.
«Significó algo muy grande, primero poder representar a mi universidad, a la mujer mexicana y un sueño realizado porque desde chiquita a mí me encanta la NASA, el espacio, yo quería estudiar ingeniería aeroespacial porque pensaba que de esa manera podría llegar más pronto ahí», dijo enfundada del traje especial que utilizó en ese lugar.
Con 19 años de edad, Andrea estudia la ingeniería en nanotecnología en la Universidad de Guadalajara (oeste de México) porque sus padres no pudieron financiar la carrera que ella quería.
En marzo del año pasado la joven estuvo a punto de perder la vida debido a una trombosis en una de sus piernas por la que tuvo que ser sometida a una delicada cirugía de emergencia que la tuvo en cama algunas semanas.
Meses después y gracias a un compañero de escuela supo de la convocatoria del programa, Andrea completó una serie de pruebas y requisitos muy estrictos por parte de la NASA y fue aceptada para realizar una estancia de capacitación.
La NASA abrió sus puertas por primera ocasión para recibir a Andrea y un grupo de jóvenes en sus instalaciones de Huntsville, Alabama (EE.UU.), en donde realizaron pruebas de gravedad cero, simulaciones de misiones a Marte y además fueron retados a crear un material que pudiera usarse en las bases que la agencia espacial pretende abrir en la Luna.
«Los astronautas utilizan oro en sus cascos y propusimos cambiarlos por otros de cristales de cuarzo sintéticos porque es el cristal más duro del planeta, eso los protegería de los polvos cósmicos y las piedras y los podrían utilizar en las bases lunares que piensan construir en la Luna, además es barato para construirlo», explicó.
Aunque el proyecto del equipo en el que Andrea trabajó no resultó ganador, la joven aseguró que buscará ser aceptada de nuevo en el programa de este año para generar un proyecto que esta vez gane el primer lugar y pueda ser probado en la Estación Espacial Internacional.
«Me encantaría volver otra vez al programa para ganar el primer lugar para no quedarme con esa espinita y saber que si puedo, que voy a lograrlo», concluyó.