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Con esta pandemia que aún se sigue viviendo queda claro que los niños y jóvenes están enfrentando actualmente un serio problema de rezago educativo, y esto lo decimos porque evidentemente la brecha educativa es bastante grande por los métodos de enseñanza a los que los profesores se vieron obligados a implementar.
La educación en algunos distritos se vio interrumpida y los niños se tuvieron que ir a casa para aprender en un sistema remoto que no los arriesgara a los contagios por covid-19. De hecho, actualmente en varias escuelas de la nación americana se han registrado números significativos y peligrosos de contagios entre alumnos y personal de la escuela.
Todos sabemos que el alumno no aprende igual en casa que en la escuela, no necesitamos ser un experto en educación para saberlo, en casa sigue un régimen más flexible y los contenidos educativos que se abordan son menores, todo esto porque los profesores no pueden y no deben saturar a los padres de familia.
Y si a todo esto le agregamos los tiempos laborales del padre, los tiempos en que son atendidos efectivamente los alumnos, y el fastidio y cansancio que se generó al final de los ciclos escolares, entonces tendemos claramente que los niños no fueron educados precisamente de la mejor manera.
Y aquí no podemos culpar a nadie, no podemos culpar y tachar al profesor ya que el hizo todo lo posible por llegar hasta todos y cada uno de los alumnos para brindarles educación, tampoco podemos culpar a los padres de familia quienes tuvieron que fragmentar sus tiempos entre su trabajo, la casa y la educación de sus hijos, y sin ser profesionales de la educación adoptaron el rol de maestros en casa.
Simplemente la pandemia así lo demandó y fue lo que se pudo hacer, pero ahora los alumnos que están iniciando un nuevo año escolar y están asistiendo a la escuela es el momento perfecto para recuperar el tiempo perdido, no será una tarea fácil, pero con el apoyo de maestros, padres de familia y alumnos esto será posible.
