Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, en inglés) aprobaron este jueves administrar dosis de refuerzo de las vacunas contra la covid-19 de Moderna y de Johnson&Johnson (Janssen) para algunos casos.
La directora del organismo, Rochelle Walensky, tomó la decisión después de que los 15 miembros de un panel asesor votaran horas antes por unanimidad a favor de recomendar los refuerzos para estas dos vacunas, que se suman a la aprobada el mes pasado para Pfizer.
En el caso de Moderna, igual que en el de Pfizer, se aprobó la dosis de refuerzo a administrar seis meses después de recibir la segunda para los mayores de 65 años, así como para personas con enfermedades inmunodepresoras o que vivan o trabajan en lugares de riesgo.
Por otro lado, todas las personas que recibieron la dosis única de Johnson&Johnson podrán optar ahora a una de refuerzo dos meses después del primer pinchazo.
Walensky fue más allá de las recomendaciones del panel y promovió abiertamente que las personas puedan mezclar vacunas.
«Las personas pueden elegir qué vacuna recibir como dosis de refuerzo. Algunas personas pueden tener una preferencia por el tipo de vacuna que recibieron originalmente y otras pueden preferir recibir un refuerzo diferente», dijo.
«Las recomendaciones -añadió- de los CDC ahora permiten este tipo de combinación».
La decisión de los CDC coincidió en el día con el anuncio hecho por Pfizer de que la tercera dosis ha mostrado una protección del 95,6 % contra los contagios de covid-19 y se comporta de manera «segura y tolerable».
La noticia pudo pesar en los expertos, que también evaluaron los datos que se les presentaron sobre la eficacia de las vacunas de Moderna y Johnson&Johnson.
Esos datos apuntan a que la eficacia del suero de Moderna contra la infección por covid-19 desciende con el tiempo, algo que no ocurre tan significativamente con la de Johnson&Johnson, aunque esta última es menos infalible a la hora de prevenir un contagio.