Opinión por Héctor Loya
Hace unos pocos meses el Congreso de los Estados Unidos publicó un informe llamado: México, Organizaciones del crimen y el narcotráfico, en el que se da cuenta de la amenaza que representan los cárteles del narcotráfico y la violencia como un serio problema.
Destaca también los aumentos en la tasa de homicidios en México que se atribuyen ampliamente a la violencia desatada por estos grupos delictivos. Lo anterior es interesante si compartimos la visión sobre los efectos del aumento de la violencia y su expansión debido en gran medida al uso de armas adquiridas precisamente en suelo estadounidense por parte del crimen organizado como moneda común entre la ciudadanía que trafica estas armas sin que el gobierno americano pueda hacer nada para frenarlos.
Sin duda, en el informe se evidencia el impacto de la violencia relacionada con los grupos de delincuencia organizada en la seguridad fronteriza, así como la evaluación de algunos congresistas estadunidenses acerca de los costos y la eficacia de la asistencia antinarcóticos de ese país en la estrategia de seguridad entre Estados Unidos y México.
Pelo hay que recordar que la moneda tiene dos caras y el país de las barras y las estrellas no se queda nada atrás si de violencia hablamos, hay múltiples homicidios y no precisamente por el narcotráfico, es en la calle entre civiles y resalta más aún lo que veníamos diciendo, el problema de las armas de fuego en las calles ya que según estadísticas se calcula que cada año se trafican alrededor de medio millón de armas de fuego.
El tema es muy sensible y delicado ya que en EE.UU. se legisla a favor de las armas y en México se maneja una política de abrazos y no balazos, algo irónico en verdad.
