Opinión por Héctor Loya
Se nos fue Trump y para muchos dejará un sabor amargo después de las últimas semanas en las que el exmandatario estadounidense se encargó sólo de cultivar el odio entre cientos de corazones norteamericanos .
Lamentablemente, sus estrategias, mal dirigidas por cierto, no rindieron frutos y al final del día se quedó como quien dice solo, sin muchos seguidores, con la burla de muchos medios de comunicación, de personas y de varios políticos que se mofaron hasta en su propia cara y la forma tan vergonzosa de dejar la Casa Blanca, que ni un discurso para su contrincante ni la cara pudo darle.
Sabrá Dios si por vergüenza o por soberbia pero ni eso fue capaz de hacer, y aunque pensemos que se quedará solo no es así, él seguirá teniendo a su familia, alguno que otro seguidor, a muchos que le hagan la barba y sus millones de dólares, muy importante no olvidar eso.
A pesar de que muchos se burlaron de él y se alegraron de que al fin terminara su mandato de terror, principalmente para los indocumentados, es necesario reconocer que hizo algunas cosillas buenas, dentro de lo que cabe.
Otorgó estímulos económicos para los residentes norteamericanos y sus familias en medio de una pandemia, otorgó asilo a bastantes migrantes sudamericanos, apoyo a varios negocios impulsando su economía y no realizó tantas deportaciones como muchos de sus fieles seguidores esperaban.
Sin embargo estas buenas acciones no lo exoneran de las malas, siempre se caracterizó por ser una persona racista, más contra los latinos, por demostrar que el concepto de supremacía blanca estaba más viva que nunca, por querer hacer la guerra en varias ocasiones y por último incitación a la insurrección, no por algo fue el primer presidente de EEUU en enfrentar un juicio político en dos ocasiones.
En fin nos haya gustado o no, el tiempo de la llamada era Trump ya llegó a su fin y veremos que nos espera en el futuro por lo pronto nos despedimos de él diciéndole adiós vaquero.