Tucson (AZ), 21 abr (EFEUSA).-
«Estamos viviendo una verdadera crisis humanitaria en la frontera. A medida que los números de inmigrantes se han incrementado, estamos llegando a nuestra máxima capacidad», dijo en una declaración a Efe el alcalde de Tucson, Jonathan Rothschild.
En esta ciudad, como en otras, las diferentes agencias locales coordinan esfuerzos para brindar ayuda y están abriendo nuevos, y en algunos casos improvisados, albergues para afrontar el alto número de familias que cada día son liberadas por las autoridades federales.
Esta semana, Tucson abrió un albergue adicional dentro de un centro de recreaciones para dar cabida a inmigrantes que han sido detenidos incluso en otros puntos de la frontera como El Paso (Texas) o San Diego (California).
El Servicio de Comunidades Católicas comenzó a operar el pasado enero un albergue con capacidad para 400 personas dentro del Monasterio Benedictino, que se encontraba vacío, pero que en la actualidad llegó a su límite y ante ello la ciudad debió improvisar el nuevo albergue, que tiene capacidad para 120 personas.
«No podíamos permitir que 100 o más personas fueran dejados solos en las calles», justificó Rothschild, en la misma semana que la ciudad de Yuma, en la frontera de Arizona, declaró el estado de emergencia ante el flujo de familias liberadas.
En Nuevo México, desde la semana pasada la Patrulla Fronteriza ha liberado alrededor de 1.300 inmigrantes y las autoridades han debido de establecer un albergue temporal al interior del gimnasio de la escuela secundaria de Las Cruces, por estos días cerrada debido a las celebraciones de la Semana Santa.
«Este albergue es temporal (operará solo hasta el martes) y es una forma de dar un respiro a otros albergues a través del Condado de Santa Ana, que se encuentran a su máxima capacidad», dijo en una declaración enviada a Efe Ken Miyagishima, alcalde de la ciudad de Las Cruces, en Nuevo México.
La alcaldesa que ciudades como Albuquerque y Santa Fe comenzaran a «rotarse» para recibir a las familias inmigrantes cuando son liberadas por la Patrulla Fronteriza, para así aliviar la carga de los albergues que se encuentren saturados.
«Un día una ciudad tomara un grupo, al otro día otra ciudad, al siguiente otra… De esta manera, en vez de recibir inmigrantes todos los días, cada ciudad los recibirá cada tercer día», explicó.
Miyagishima explicó que la mayoría de los migrantes no permanecen más de 48 horas dentro de un albergue ya que buscan reunirse con sus familias que se encuentran en otros puntos del país.
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