Nueva York, 30 jun (ELINFORMADORUSA/EFE News).-
«Estamos pidiendo que este año retiren al menos y como mínimo mil millones de dólares de los fondos de la Policía» de Nueva York, cuyo presupuesto asciende a seis mil millones, explica a Efe Celina Trowell, una de las organizadoras de esta protesta, coincidiendo con el anuncio oficial por parte del alcalde, Bill de Blasio, de que apoyará dichos recortes.
Delante de una librería levantada por varios voluntarios en la que se prestan libros relacionados con los derechos civiles de la comunidad negra y los pueblos indígenas, Trowell insiste en que quieren asegurarse de «que ese dinero es sacado de la policía, porque ese dinero permite que siga perpetuándose el sistema de racismo estructural sobre el que la policía ha sido fundada».
En un comunicado, «Vocal», la ONG a la que pertenece Trowell y que el martes pasado lideró la iniciativa de plantarse frente a la Casa Consistorial, rechazó la propuesta que defiende el alcalde y la calificó de «una traición al movimiento».
«Somos serios sobre nuestras demandas para los próximos presupuestos y este acuerdo no está ni siquiera cerca», aseguraron en un breve comunicado.
La petición de retirar fondos al cuerpo policial, que se materializó durante las protestas que se celebraron a lo largo y ancho de la ciudad, fue acogida por parte del consejo municipal, con el presidente de la Asamblea, Corey Johnson, y la portavoz del mayoritario Partido Demócrata, Laurie Cumbo, a la cabeza, pero hasta esta mañana De Blasio, también demócrata, la miraba con recelo.
«Mi oficina presentó al Ayuntamiento un plan que logrará un ahorro de mil millones de dólares para la policía y transferirá recursos destinados a los jóvenes y a las comunidades de una manera que ayudará a abordar muchas cuestiones subyacentes que sabemos que son la causa de tantos problemas en nuestra sociedad «, afirmó el regidor en una rueda de prensa.
Sin embargo, «Vocal» considera que el proyecto presentado por De Blasio «preserva los recursos y el poder de la policía, sin ningún despido entre los uniformados y continúa la propuesta inicial del alcalde de matar de hambre a las comunidades devastadas por la crisis del coronavirus, -blancos, latinos y otras comunidades-«.
UNA ACAMPADA MULTITUDINARIA
Un mosaico de personas, carteles, lemas y reivindicaciones políticas, tiendas de campaña, esterillas y sacos para dormir, y una decena de puestos de información y de oferta de servicios inundan la plaza del Ayuntamiento, que sus actuales ocupantes han bautizado como la «Plaza de la Abolición».
«Si bien lo que hay aquí es una multitud multirracial, esto es una acción directa de liderazgo negro, que ha sido liderada por organizadoras negras como yo y no queremos que eso se pierda», subraya Trowell.
Hay tanta gente, letreros y movimiento que es difícil detener la vista en algún lugar en concreto. En varios puestos se ofrece comida y bebida no alcohólica gratuitas, otra mesa recibe a los recién llegados y a quienes quieren colaborar con el funcionamiento de la acampada y en otra hay mascarillas, desinfectantes y diferentes medicamentos a disposición de los manifestantes.
La concentración incluye, incluso, un servicio de lavandería y un horario de locales cercanos que han abierto sus baños a los manifestantes.
Un joven estadounidense de origen peruano, que se identifica como Javier, y que atiende temporalmente el centro de lavado, asegura que los latinoamericanos también sufren en Estados Unidos, pero no tanto como los negros.
«Hasta que los negros no sean libres, no seremos libres», asegura antes de insistir que la vida de las personas negras importa y que participa en la protesta porque quiere que las cosas cambien.
UNA PROTESTA DE LARGO RECORRIDO
Muchos de los presentes están determinados a continuar con la protesta a pesar de que su principal demanda haya sido satisfecha.
Una muestra de ello, es que en una reunión pública, denominada «Asamblea Popular», que arrancó hoy a las 12.30 de la mañana hora local, se recordaron los tres meses que se prolongó en 2011 la acampada de protesta «Occupy Wall Street» contra la corrupción del sistema y se anunció la creación de un comité de seguridad para resolver los problemas de convivencia, y para enseñar técnicas para protegerse de la policía y para en caso de carga policial o de ser detenido.
La responsable de este grupo, que se identifica como Line, cuenta a Efe que varias personas como ella, con experiencia en protestas similares, se han reunido para ayudar en la organización de la acampada y en previsión a que esta continúe.
«Hay muchas cosas que debes saber cuando ocupas un lugar, implica varios riesgos y quiero ayudar a la gente a que sepa comportarse en esas situaciones», agrega Line, que asegura que por las noches se quedan a dormir entre 500 y 600 personas.
En la «Asamblea Popular», micrófono en mano y con el apoyo de varios cartones escritos en negro y rojo, un organizador comparte con los presentes la exigencias inmediatas, las peticiones a largo plazo y las «demandas ambiciosas» que intentan buscar un denominador común a la gran variedad de voces.
Unas exigencias que se pueden leer en muchos carteles repartidos por la plaza, como uno que se puede ver bajo una bandera que reza «La vida de los negros importa» y que se mantiene junto una decena de colchonetas vacías.
Además de la retirada de fondos a la policía, exigen que ese dinero sea invertido en sanidad, vivienda y educación y que los presos sean excarcelados, entre otras cosas.
«Esto es solo el principio (…) vamos a seguir pidiendo más», concluye la activista Celina Trowell.