- Ordena tu vida.
Sentirás una gran oleada de inspiración cuando te deshagas de cosas que ya no son útiles en tu vida. Así que mientras menos posesiones necesites asegurar, cuidar, desempolvar, organizar y mover, más próximo estarás de ser libre. - Elimina de tu agenda las actividades y obligaciones innecesarias e indeseables.
Dile “no” a las exigencias excesivas, y no te sientas culpable de inyectar una dosis de tiempo libre a tu rutina diaria. - Asegúrate de que tu tiempo libre sea libre.
Pasar una tarde leyendo o escribiendo cartas, viendo una película con un ser querido, cenar con los hijos o hacer ejercicio, es más inspirador que asistir a un evento en el que suelen abundar las conversaciones inútiles. - Saca tiempo para la meditación.
Saca por lo menos 10 minutos diarios, siéntate en silencio y ora a Dios - Regresa a la sencillez de la naturaleza.
No hay nada que sea más inspirador que la naturaleza, camina o acampa en el bosque; nada en un río, lago o en el mar; siéntate frente a una fogata, monta a caballo o esquía en la nieve. - Marca distancia entre tú y tus críticos.
Dales una bendición silenciosa a quienes andan buscando defectos o son amigos de las confrontaciones y apártate de ellos tan pronto como sea posible. - Saca un tiempo para tu salud.
Recuerda que tu cuerpo es el templo sagrado donde vives durante toda tu vida, así que saca un poco de tiempo cada día y haz ejercicio - Juega, juega, juega.
Simplificarás tu vida y te sentirás inspirado si aprendes a jugar en vez de trabajar toda tu vida. - Disminuye el ritmo.
Cuando vayas en tu auto, disminuye la velocidad y relájate. Desacelera tu forma de hablar, tus pensamientos y el ritmo frenético de todo lo que haces. Dedica más tiempo a escuchar a los demás; sé consciente de tu inclinación a interrumpir y a dar por terminadas las conversaciones, y opta más bien por escuchar. Detente y aprecia las estrellas en una noche despejada, o las formas de las nubes en un día gris. Siéntate en un centro comercial y observa cómo todas las personas parecen ir deprisa y sin rumbo alguno. - Haz todo lo posible para evitar las deudas.
Recuerda que estás intentando simplificar tu vida, así que no necesitas comprar objetos que la complicarán y la trastornarán. Si no puedes adquirirlos, olvídate de ellos hasta que puedas hacerlo; al contraer deudas, sólo agregas más capas de ansiedad a tu vida. - Olvídate del valor efectivo.
No te niegues a los placeres de la vida por razones monetarias; no determines tus compras por el hecho de obtener un descuento, y no te prives de sentir alegría porque no te hicieron una rebaja. - Acuérdate de ti. Si la vida te parece muy compleja, rápida, desordenada, frenética o difícil, acuérdate de ti mismo. Estás encaminado a la inspiración, un lugar sencillo y pacífico en donde estás en armonía con la sincronización perfecta de toda la creación. Viaja mentalmente allí y detente con frecuencia para recordar lo que realmente quieres. —