Por: Roger Rivero
No es difícil reconocer cuando un fabricante tiene sus objetivos bien delineados. Mazda ha logrado dejar en el pasado algunos de sus problemas, incluyendo el más visible de todos: el de identidad. Durante la presentación a la prensa del 2017 Mazda CX-5, el CEO de la compañía en Estados Unidos le dijo a un nutrido grupo de periodistas: “Tenemos muy claro nuestro propósito como compañía automovilística, alegrar la vida cotidiana de la gente y llevarle sonrisas a su rostro.”
El CX-5 Touring que probamos esta semana ciertamente provocó alguna que otra sonrisa por el comportamiento en la carretera, y su interior pasó la más sencilla pero honesta de las pruebas; el visto bueno de mi esposa que, de autos, poco sabe, pero buen sentido de apreciación sí le acompañan. “Qué lindo…está precioso” fue su vaticinio a los 30 segundos de haberse acomodado en el CX-5.
El carácter distintivo de Mazda, rendimiento y estilo, se encuentran aquí a plena vista. EL CX-5 es mejor parecido que la mayoría de sus competidores -quizás de todos- con líneas más cuadradas y detalles forzados. Aventaja a muchos también a la hora de manejarlo. Bajo el capó, Mazda argumenta de nuevo que el auto es más matizado. El motor de 2.5 litros y 4 cilindros ha sido reelaborado, y es el estándar en todos los modelos. Genera 187 caballos -3 más que en la versión anterior- y viene acoplado a una caja de cambios automática de 6 velocidades, única elección en ese campo, pues no tendrá el CX-5 opción de transmisión manual. Habrá un turbodiésel disponible antes de que acabe el año, una adición que muchos compradores apreciarían. La tracción es delantera, con opción de AWD o tracción en todas las ruedas por unos $ 1,300 adicionales.
Gracias a una mayor atención a los detalles de ingeniería, el tren de poder responde con más naturalidad y con mayor entusiasmo que en el viejo CX-5, especialmente cuando el SUV se coloca en el modo de conducción deportiva o Sport. Sin embargo, al subir elevaciones o necesitar adelantar a velocidad crucero, queda claro que una versión turbo seria la adición perfecta a este motor.
El nuevo Mazda CX-5 continúa con los mismos niveles de acabado, Sport, Touring y Grand Touring, este último se espera pueda generar casi la mitad de las ventas. Mazda dice que los compradores del CX-5 ganan más dinero y están mejor educados, por lo que la versión Grand Touring es tan popular, impartiendo una apariencia y sensación de lujo en el interior, especialmente cuando se opta con terminado de cuero de color blanco. El contraste audaz entre el tablero de instrumentos negro, detalles en negro brillante, y acentos plata son de agrado. Los materiales, las texturas y la combinación de diseño elegida, hacen que el CX-5 Grand Touring se vea y se sienta mucho más caro de lo que realmente es. Ayuda también recibe de un auto más sosegado. Mazda buscó minuciosamente las fuentes de ruido dentro de la cabina, y el resultado es un interior mucho más tranquilo.
El 2017 Mazda CX-5 comienza en los $ 24,045 para el modelo Sport, que está justo en concordancia con otros en su clase de SUV compactos. El Touring sube a los $ 25,915, mientras que le Grand Touring trae precio de entrada de $ 29,395. Hay algunos paquetes de opciones disponibles y docenas de accesorios más que pueden aumentar el precio. Un Grand Touring con AWD y todas las opciones agregadas subiría a unos $ 32,500.
El nivel medio Touring es nuestra recomendación, por la correlación precio prestaciones que encontrará. No olvide adicionar por solo $625 la suite i-ACTIVSENSE de Mazda, que incluye adiciones con las que se puede o no vivir, como el abridor remoto de la puerta del garaje, pero otras que le podrían hasta salvar la vida, como advertencia y asistencia de salida del carril, control crucero adaptable, advertencia de colisión y frenado de emergencia.
Con este rediseño, Mazda quería refinar el estilo, el interior y la dinámica de conducción del CX-5. Sin dudas ha obtenido el éxito en todos los frentes, y en un grado que posiciona de manera creíble al CX-5 Grand Touring como un valor real en comparación con crossovers de lujo de Acura, Audi, BMW o Infiniti.
Cuando se compara contra los crossovers compactos convencionales, ese mismo nivel de sofisticación y dinamismo que es muy atractivo, es difícil de encontrar en otros modelos, pero hay que recordar que el Mazda CX-5, sigue siendo una elección bastante pequeña en un segmento que ofrece alternativas con mayor comodidad y utilidad como el Honda CR-V.
Con lentitud, pero a paso seguro, Mazda sigue centrado en ofrecerle al consumidor un producto de mejor terminado, eficiencia y dinamismo de manejo. Primero con el CX-9 y ahora con el más pequeño CX-5, solo nos queda la ansiedad por descubrir qué nos depara el futuro, sobre toda ahora, que Toyota acaba de anunciar que comenzará a trabajar junto a Mazda en algunos proyectos, incluyendo una nueva panta de ensamble conjunta en Estados Unidos. Lo bueno cada día mejor.