Editorial por Luis Molina
Este miedo es algo con lo que miles de indocumentados de EEUU viven a diario, por la simple y sencilla razón de no tener papeles que nos acredite con un estatus migratorio legal en esta tierra.
Una tierra que no les pertenece pero que por habitar desde tanto tiempo se siente como si fuera la suya, es más ya es la suya porque en ella viven, trabajan, han formado familia y contribuyen a los impuestos del gobierno, además de ser una de las fuerzas laborales más grandes de la nación.
Pero pese a esto el terror siempre está presente y cuando se lanza una alerta de que ICE está en alguna área muchos corren a esconderse en lo que saben si era cierto o solo se trataba de un rumor.
Imaginemos la situación de una persona inmigrante a la cual los agentes fronterizos llegan a tocar a su puerta o detienen en una parada de tráfico, no es algo fácil, en su mente han de pasar su esposa o sus hijos que los esperan en casa o en algún lugar de la misma ciudad, o viceversa si se trata de una mujer. El pensar que serán separados y que tal vez ya no puedan verse más con sus seres queridos es algo terrible, es un miedo grandísimo, porque si eres deportado es muy difícil que te vuelvan a permitir ingresar al país.
Sin duda alguna los inmigrantes contribuyen mucho a la nación sin embargo no son reconocidos y hasta la fecha pese a las promesas del actual gobierno siguen siendo perseguidos y deportados a sus países de origen sin que hasta la fecha tengan una tregua que les garantice el no ser expulsados del país para el que tanto aportan.