La unidad, con placas de Guerrero y reporte de robo, presuntamente fue abandonada en una brecha del municipio de Huetamo, Michoacán. En la batea contenía los cadáveres de una docena de civiles.
De acuerdo con información extraoficial, la masacre fue consecuencia de un enfrentamiento de los cárteles Jalisco Nueva Generación y la Familia Michoacana. Los medios locales han informado que las víctimas de la masacre podrían ser miembros del CJNG, quienes habrían sido emboscados, levantados y torturados por sus rivales de la Familia Michoacana.