Por Edgar Castro/GRAND RAPIDS, MI (ELINF). –
A pesar de ser un arduo trabajo que pocos quieren hacer, los latinos año con año se suman a la tarea y logran un trabajo de gran importancia para la economía local y que beneficia a una gran cantidad de personas en el mundo. Este es un trabajo en el que participan tanto hombres como mujeres, quienes con canasta en mano y recorridos a pie de sol a sombra recolectan con sus propias manos la fruta que dan los árboles en los campos de manzana.
El estado de Michigan es uno de los principales productores de manzana en los Estados Unidos, de hecho, es uno de los principales exportadores de esta fruta a nivel nacional e internacional. Según estadísticas aportadas por Michigan Picking Jobs, el estado genera empleo para alrededor de 920,000 trabajadores agrícolas al año, prácticamente el 22% de la fuerza laboral, y de dicha estadística la mayoría son hispanos. El mes de septiembre es característico de la temporada de la manzana y los trabajadores agrícolas lo saben, incluso varios hispanos migran de algunas partes del país para pasar la temporada en Michigan y embolsarse unos buenos dólares por su mano de obra.
Año con año miles de personas se unen a la pizca de la manzana temprana, esta es una de las manzanas más caras, pero también la más sabrosa del país. El Informador ha sido testigo en varias ocasiones de este arduo trabajo, y ha hablado con algunas personas para saber su opinión sobre este trabajo, el cual si no fuera por la mano de obra latina se perderían en su mayoría las cosechas, ya que en nuestros recorridos por los campos solo se han observado trabajadores hispanos.
Para los que piensan que este es un trabajo fácil, no lo es, los pizcadores deben cargar un morral de aproximadamente 50 libras en sus hombros todo el día, en donde llevan la fruta y después de llenarlos van y vacían en cajas para su almacenamiento y traslado. Muchos trabajan en estos lugares porque fue un oficio que aprendieron desde pequeños, oficio heredado por sus padres y a su vez porque les gusta. Otros solo van y trabajan por la temporada y a pesar de ser un oficio difícil lo hacen por la falta de papeles.
“Mi padre me enseñó este trabajo desde pequeño y me fascina, aquí me siento libre, mi patrón me trata muy bien y por los pasados 25 años he disfrutado de este trabajo”, comentó para El Informador Gerónimo Beltrán, trabajador del campo.
En este último año los trabajadores del campo se han visto obstaculizados por la pandemia, además de la falta de una reforma migratoria y las deportaciones que continúan su curso pese a las promesas de campaña del actual presidente de EE.UU., Joe Biden.