Por Miguel Ángel/El Informador
WYOMING, MI.- SALUDOS queridos amigos… Todos sabemos que las redes sociales forman parte importante de los medios de comunicación en este mundo globalizado. El mundo de las redes sociales es tan amplio que sería imposible comentarle los diferentes mapas que se han realizado para poder conocer todas las que existen, y que forman parte del Social Media como se le conoce en el mundo del marketing. En el deporte, como en muchos ámbitos, las redes sociales son importantes porque son una herramienta de promoción para los atletas y de comunicación con sus seguidores.
¿Pero qué tienen las redes sociales que todavía algunos deportistas no han sido capaces de entender? Se los digo en tres palabras: Impacto, penetración y efectos. Al parecer, no han comprendido que postear algo en las redes sociales es tan serio que las consecuencias son inmediatas, y ejemplos les doy sólo algunos.
Raúl Jiménez alguna vez, sin saber que la vida lo llevaría a jugar al Atlético de Madrid escribió en su twitter: “Venga Real sí se puede!!! Por eso soy madridista!!!”. El efecto todavía no termina de pagarlo. Aunque ya explicó mil veces lo que escribió, la afición de los Colchoneros no le perdona del todo haberse destapado como merengue y luego llegar al equipo rival y pa’ acabarla, ¡De la misma ciudad!
En diciembre pasado, el delantero italiano Mario Balotelli fue castigado por la Federación Inglesa de Futbol a pagar una multa de 39 mil dólares y participar en un programa educativo por postear en Instagram una imagen del personaje de videojuegos Super Mario Bros, con un mensaje que decía: “No sea racista. Sea como Mario. Es un fontanero italiano, creado por gente japonesa, que habla inglés y que parece un mexicano”. Las consecuencias además de lo ya señalado, fue un partido de suspensión por un mensaje considerado racista.
Lionel Messi, en un tiempo atrás encendió las alarmas en Barcelona tan sólo por empezar a seguir en su cuenta de Instagram al equipo Chelsea (en el que se dice jugaría algún día), y a jugadores como su amigo Cesc Fábregas, Thibaut Courtois y Filipe Luis.
Y lo último tiene que ver con dos jugadores de Chivas, Jorge “Chatón” Enríquez que cuando jugaba en el rebaño colgó una imagen en su cuenta de Instagram en donde se ve a una pareja muy “cachondona” y con eso ¡La bomba explotó! Su directiva salió a regañarlo y días después, su novia explico la procedencia de dicha foto en donde ahora se sabe que ¡Ni eran ellos!
A Carlos Salcedo, una de las últimas contrataciónes del Rebaño, fue recriminado porque alguna vez escribiera en twitter: “América a la final de la LigaMX, vamos América A SER CAMPEONES ERES GRANDE”, y un tuit más que decía: “#Cansado y de más siesta segura y de ahí a ver a mis Águilas ganarle a las muertas chicas del Guadalajara”.
Los jugadores profesionales de futbol y cualquier atleta, ya deberían entender las repercusiones que genera una red social, y que todo lo que en éstas digan o las fotos que suban forman parte de su imagen, de modo que los efectos que produzcan repercutirán en ellos mismos, con sus patrocinadores o en las instituciones donde jueguen; aun cuando sean cuestiones personales. Al final, el jugador y la persona son los mismos y las acciones son muy difíciles de separar para el colectivo de una red social.
Nos leemos el próximo domingo y recuerden: “Nunca escribas nada, de lo que mañana te puedas arrepentir”.