Opinión por Héctor Loya
Si el filósofo Platón viviera en esta era de redes sociales sin duda alguna hablaría del amor idealizado que para muchos es un enamoramiento de una persona inalcanzable o modelo ideal
Para muchas personas el “amor platónico” es una forma de amar o estar enamorado de alguien imposible de alcanzar, de ahí la creencia de que todo idealismo es nebuloso, lejano e iluso.
Y aunque Platón, más bien hablaba del amor al conocimiento, ahora, las redes sociales han llegado al relevo de ese amor platónico, que no conecta ideas ni esencias, sino que de manera electrónica une y desune parejas.
El enamoramiento supuesto en las redes sociales se ha convertido en un chantaje y engaño de amor por la lejanía y el anonimato. Sin embargo, ahora con las redes sociales ese amor aparte de lejos es engañoso, virtual y hasta mortal.
El amor digital es distante y lejano. Es el lugar de encuentro de supuestos enamoramientos, pero también la principal puerta de mentiras y fraudes amorosos. Hay aplicaciones que funcionan con falsos perfiles, supuestos personajes y perversos que usan el amor para lucrar, sorprender a incautos y convertir su ilusión o falso enamoramiento en pesadilla.
Envían invitaciones luciendo rostros o cuerpos que no son de ellos, dan datos falsos en las redes sociales o en las plataformas de contactos de amistades, haciéndose pasar por exitosos profesionistas, acaudalados empresarios o esculturales figuras.
Y por supuesto la Inteligencia Artificial no se ha quedado rezagada en buscar pareja de manera aleatoria y las plataformas del mercado del amor funcionan como cupidos o asistentes amorosos. Un robot selecciona a las parejas o concretan citas mientras duermes. Ahora la Inteligencia Artificial pretende modificar las reglas del amor como el flirteo humano entre dos personas.
Entre el amor romántico y el amor por internet hay una enorme diferencia donde las cartas de amor y las flores han sido sustituidas por emoticones o caritas, corazoncitos y expresiones minimizadas al máximo que ni siquiera llegan a palabras. En internet no cabe la ampliación ni explicación, ni la fundamentación o exposición del porqué de las cosas. Va como el tren bala con una velocidad e inmediatez que deshoja cualquier ramo de flores o vuela las hojas de las cartas de amor.
Por estas y muchas razones hay que tener cuidado con el amor digital.