Austin (TX), 13 jul (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).- El llanto de una niña inmigrante de 6 años que preguntaba por su madre conmocionó a la comunidad internacional y destapó una crisis humanitaria que mantiene a centenares de menores alejados de sus familias, aunque por fortuna, ella regresó hoy junto a su madre.
Alison Jimena Valencia Madrid aterrizó esta mañana en el aeropuerto de Houston (Texas), con una gran sonrisa, para reunirse con su madre Cindy Madrid, de 29 años y nacionalidad salvadoreña, de la que había sido separada hacía un mes.
La mujer permaneció detenida en un centro de inmigrantes de Texas hasta el pasado miércoles, por lo que una vez liberada pudo someterse a la prueba de ADN que el Gobierno exige a todos aquellos que reclaman haber sido separado de sus hijos.
En las últimas semanas, la aplicación de las medidas de «tolerancia cero» en la frontera impuestas por el presidente Donald Trump incrementaron la presión migratoria sobre todos los inmigrantes que tratan de entrar de forma irregular en el país o, incluso, sobre los que solicitan asilo por motivos de seguridad.
Cerca de 3.000 menores fueron separados de sus padres desde entonces y ante la falta de un plan para la reunificación posterior, el juez federal Dana Sabraw fijó el 26 de julio como fecha límite para unir a estas familias.
«Soy la mujer más feliz del mundo», dijo emocionada Cindy Madrid a la salida de la terminal aérea, ya con su hija agarrada de la mano y añadió: «Fue muy difícil estar separadas».
La menor fue enviada a un refugio temporal de menores en Phoenix (Arizona) tras ser apartada de su madre en la frontera con México, instante en el que con un llanto desconsolado decía insistentemente que «quería ir con su mamá», tal y como mostró una grabación del medio digital independiente de investigación Propublica.
Otras imágenes publicadas entonces mostraban cómo los niños, en ocasiones, convivían en el interior de unas jaulas metálicas o en habitaciones sin puertas ni techos situadas en antiguos almacenes preparados para la ocasión.
La publicación de esas grabaciones y esas fotografías generaron la indignación internacional y movieron a los activistas en defensa de los inmigrantes y a varios legisladores a denunciar la situación, lo que obligó al Gobierno de Trump a rectificar con la firma de una orden ejecutiva que detuvo la separación familiar.
Ello, no obstante, no puso fin a las medidas de «tolerancia cero» aplicadas a los inmigrantes indocumentados en la frontera.
«No es justo lo que le están haciendo a los adultos, pero lo que le pasa a los niños es peor, los están perjudicando posiblemente de por vida; ¿Que sentido tiene todo esto?», reclamó Madrid, que ahora comenzará un largo proceso legal para obtener asilo en el país, eso sí, junto a su hija.