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Madre espera de regalo no ser deportada para cuidar a hija con daño cerebral

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Fotografía familiar cedida donde aparece la inmigrante colombiana Luz Vanegas cargando a su nieta Emma, de cinco meses, junto al padre de la niña, Eduardo Argueta.

Nueva York, 22 dic (ELINFORMADORUSA/EFE News).-

La inmigrante colombiana Luz Vanegas espera con esperanzas el mejor regalo que ha pedido en esta Navidad: que Inmigración le permita quedarse en este país para poder cuidar a su hija, que quedó con daño cerebral tras una cesárea, sin poder moverse ni hablar, así como a su nieta de cinco meses.

Vanegas no puede evitar las lágrimas cuando habla de su hija Estefanía Mesa, de 28 años, quien no podrá volver a hablar ni caminar, según le han informado los médicos, y que dentro de poco podría ser enviada a casa. El temor de su madre es no estar allí para cuidar de ella.

Estefanía está en un centro de rehabilitación desde hace un mes luego de que su familia recurriera a la firma Davis, Saperstein y Salomon para que fuera transferida desde el hospital al que hace cinco meses acudió para tener a su primer bebé y sufrió un paro cardiaco mientras tenía el parto por cesárea. Tras dos semanas de estar en rehabilitación le llevaron por primera vez a su hija, pero se desconoce si Estefanía la reconoció porque no puede hablar.

Hasta el momento la familia no sabe qué ocurrió con la joven. El hospital ha entregado ya casi 2.000 páginas de informes médicos pero no han incluido el periodo en que la joven entra al quirófano y lo que allí ocurrió, y han tenido que recurrir a los abogados, señaló Vanegas.

«Ha mejorado un poco; me dicen que lo de ella es muy lento porque el daño cerebral es severo» y necesitará continuar las terapias en su hogar, dice a Efe su madre, quien tiene la esperanza de que una vez que su hija esté rodeada del amor de su familia pueda volver a hablar y caminar porque es joven.

«Han sido unos meses terribles», afirma Vanegas, que está siendo entrenada para dar las terapias en casa a su hija, a quien vio esta semana en el centro de rehabilitación. Al recordar el momento su voz se quiebra.

Sin embargo, la madre colombiana, que se estableció en Nueva Jersey hace 20 años con tres hijos y trabajó en restaurantes para sacarlos adelante, enfrenta una orden de deportación y teme que pueda ejecutarse el próximo febrero cuando tiene que presentarse ante el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), lo que aumenta su angustia.

Vanegas está casada con un colombiano, ciudadano estadounidense, con el que tiene dos hijos pequeños y quien hace dos años hizo una solicitud ante las autoridades de Inmigración para que ella se quedara en el país como esposa nacida en el extranjero tan pronto contrajeron nupcias.

Las autoridades no han contestado aún a la petición, mientras la madre colombiana lucha por evitar que la separen de su hija enferma, sus dos pequeños y su nieta Emma, de cinco meses.

«Soy yo quien la tiene que cuidar. ¿Quién má si no soy yo que soy su mamá y tengo la paciencia y el amor para cuidarla?», argumenta la mujer, que está en espera de que las autoridades de Inmigración respondan a una moción en la que pide se le permita estar más tiempo en el país mientras aguarda por otro lado la luz verde al pedido de su esposo, lo que regularizaría su situación.

La madre asegura además a Efe que esta Navidad y otros días festivos, como el pasado Día de Acción de Gracias, ya no tienen el mismo significado para ella y no tiene deseos de celebrar. Por ahora su único reclamo es poder quedarse para atender a su hija, que trajo a este país cuando tenía ocho años junto a su hermana y hermano, y de quien dice que siempre fue alegre y muy apegada a sus hermanos pequeños.

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Vanegas ayuda con el cuidado de Emma, que vive con padre Eduardo Argueta y la madre de éste. Argueta, que nació en Nueva Jersey e hijo de inmigrantes salvadoreños, aseguró a Efe que es «muy difícil» para él no tener en casa a la madre de su hija.

El padre, que trabaja en un restaurante, señaló además que ahora soo va algunos días a su empleo para poder dedicar tiempo a su hija, «que necesita el amor de su papá». Los planes de la pareja eran que Estefanía, que trabajaba en una repostería, se quedara en casa con la bebé y solo él trabajaría. «Pero eso no fue el caso» lamenta.

Aseguró además que quería sorprender a su novia -quien le atrajo desde la primera vez que le vio- con una propuesta de matrimonio cuando regresara del hospital, pero su mundo se ha derrumbado.

«Me dicen que será un proceso largo. No se va a recuperar al ciento por ciento por el daño cerebral. No volverá a hablar ni caminar de por vida», indicó Argueta, que conoció a Estefanía hace 10 años en una fiesta.

Señaló que su hija no sufrió ningún daño durante el parto y que es ahora el motor de su vida. «Estoy muy contento (con ser papá). Ella me levanta con una sonrisa, me da mucho amor, ánimo para seguir adelante mientras su mamá está luchando», acotó.