Por: Dra. Belen Amat
La tosferina o coqueluche, en inglés “whooping cough”, es una infección respiratoria contagiosa caracterizada por accesos de tos a los que sigue un sonido “whoop” cuando la persona trata de inspirar y muchas veces también seguida de vómito. Esta tos puede durar hasta 3 meses.
En adolescentes y adultos se puede parecer a una gripa común, quizá con una duración más larga. En niños, y sobre todo bebés, puede resultar en hospitalización debido a neumonía o porque el bebe deja de respirar.
El Periodo de incubación, es decir del momento del contagio hasta que aparecen síntomas, es de 7 a 10 días, pero puede ser hasta de 3 semanas. Esto quiere decir que uno puede ser portador de la bacteria, sin saberlo, y transmitirla a sus seres queridos, sobre todo a mujeres embarazadas y bebés.
La tosferina es una enfermedad difícil de diagnosticar, ya que mucha gente no acude al médico, esperando que la tos pase sola. Muchas veces sabemos que alguien tuvo la infección debido a que se contagia un niño pequeño o un bebe, y entonces recordamos aquella tos que duró tanto tiempo.
Las pruebas de laboratorio para diagnosticar tosferina son caras y se tardan tiempo, por esto muchos médicos dan el tratamiento antes de confirmar que efectivamente esta es la infección. Dar tratamiento ayuda a disminuir la duración de la enfermedad y el contagio.
Una de las acciones más importantes que podemos hacer para prevenir la tosferina es la vacunación. Por supuesto que vacunar a los niños es muy importante, pero en el caso de la tosferina la vacunación de adolescentes y adultos es vital.
Todos los adolescentes y adultos deben recibir la vacuna de tosferina una vez. La vacuna se encuentra integrada con la vacuna de tétanos (Tdap), asegúrese de pedirle a su médico en su chequeo anual que le ponga la vacuna, o acuda a su departamento de salud y seguro se la pondrán por un costo mínimo. Una vez que uno ha escuchado el “whoop” de la tosferina en un bebé, no se olvida, y lo mínimo que debemos hacer es ponernos una vacuna.
