Editorial por Héctor Loya
Se seguir así la situación y de extenderse los días de clausura algo inminente llegará para algunos de los propietarios de estos negocios, la bancarrota.
Y es que no todos tienen los fondos necesarios, existen negocios que no cuentan con el capital suficiente o se encuentran iniciando y el permanecer cerrados por tanto tiempo podría costarles demasiado caro.
Cierto es que la prevención es lo mejor, y que la orden de la gobernadora fue muy clara, el de no salir al menos de que sea necesario por el bien de las personas y para salvar miles de vidas.
Pero del otro lado de la moneda está la economía de la ciudad, la cual en su mayoría se encuentra paralizada para evitar contagiarse, esto es en algo, que muchos pueden calificar de: “O me mata el coronavirus o lo hace el hambre y la pobreza”.
La preocupación existe sobre los negocios y sobre todo los que subsisten al día y en cómo le van a hacer para levantar la economía que se encuentra al borde de una recesión de la cual costará mucho trabajo salir.
Decenas, por no decir cientos de negocios han tenido que cambiar sus estrategias de venta para poder subsistir, sin embargo, el temor de la gente a salir ha disminuido considerablemente su margen de venta y por ellos su ingreso económico para pagar sus rentas, los servicios y a sus empleados.
Evolucionar o morir esta es la palabra indicada para catalogar a los negocios actualmente en el Oeste de Michigan y aunque traten de sostenerse no dependerá de ellos el seguir avante, sino en la medida de que nosotros queramos apoyarlos comprándoles.