Los Ángeles, 5 jun (ELINFORMADORUSA/EFE News).-
uando Yolanda entró en Estados Unidos como una inmigrante latina y adolescente hace casi medio siglo, difícilmente imaginó que un día estaría manifestándose en el centro de Los Ángeles en defensa de la población afroamericana.
Pero con 62 años y tres hijos nacidos en este país, el miércoles acudió a una protesta de Black Lives Matter («Las vidas negras importan») agitando una pancarta en español: «Por favor, déjennos respirar. No nos asfixien con su odio y discriminación racial».
«Desgraciadamente, he sufrido discriminación desde mi llegada en 1978. Ahora, gracias a Dios, soy residente y quiero tener voz para los que no pueden levantarla», dijo a Efe.
«Y nunca es tarde para empezar», agregó.
Históricamente, las relaciones entre latinos y afroamericanos, dos minorías marginadas en EE.UU., no han sido siempre fluidas y han pasado por darse codazos en el plano político y social para ganar protagonismo a incluso tener enfrentamientos violentos en las calles entre pandillas.
Pero en las manifestaciones para exigir justicia por la muerte de George Floyd a manos de la Policía de Minneapolis, los latinos han tenido un papel notable, especialmente en ciudades como Los Ángeles o Nueva York, dentro de una coalición diversa y multigeneracional en la que han sido habituales mensajes como «Latinos por Black Lives Matter» o «Tu lucha es mi lucha».
VOCES HISPANAS
«Está mal, tío. Ha estado mal durante muchos años (…). Y se necesita un cambio».
Con gorra de los Lakers para evadir el demoledor sol de Los Ángeles al mediodía, Carlos explicó a Efe por qué los latinos deben respaldar a Black Lives Matter.
«Muestra unidad. La raza humana es solo una raza (…). No importa el color de tu piel. Es simplemente una injusticia. Y día tras día es lo mismo», apuntó.
Por su parte, la joven Jimena argumentó que, en definitiva, esta es una protesta «por la libertad».
«Si eres negro, estás oprimido y no puedes hacer las cosas normales que cualquier otra persona puede hacer», desarrolló.
«La Policía no está asumiendo su responsabilidad», afirmó al asegurar que las autoridades definen a los afroamericanos como «matones» o «criminales» para tener una «excusa» con la que «matar a personas cada día».
EL EJEMPLO DE BOYLE HEIGHTS
Boyle Heights es sinónimo en Los Ángeles de activismo chicano, protestas latinas y unión de la raza.
Pero este barrio fue también uno de los primeros en la ciudad californiana en sumarse a la rabia e indignación por la muerte de George Floyd.
El pasado sábado, Boyle Heights llenó la icónica Mariachi Plaza con una protesta pacífica en la que ondearon banderas mexicanas, se corearon lemas latinos, se presumió de orgullo negro y chicano, e incluso hubo bailes prehispánicos.
La solidaridad con los afroamericanos no quedó ahí.
Si uno pasea estos días por la avenida César Chávez, la columna vertebral de Boyle Heights, puede rastrear el eco de las manifestaciones raciales con un cartel de Black Lives Matter en el local social Espacio 1839, un retrato de Martin Luther King en una gestoría, o la decena de pósters con los nombres de mujeres negras asesinadas por la Policía que se han pegado en postes y farolas.
Otros gestos fueron más ambiciosos.
En la librería Other Books se ha pintado un gran grafiti con dos manos entrelazadas, una negra y otra marrón, bajo el lema «BIPOC UNIDOS» (Negros, Indígenas y Personas de Color Unidos).
«Quiero que la comunidad ‘latinx’ sepa que pueden apoyar a Black Lives Matter y que sus voces importan también en este asunto. Muchos de nuestros problemas son los mismos y nos necesitamos ahora los unos a los otros más que nunca», explicó en Instagram la autora del grafiti, Maritza Torres.
«Como dicen los zapatistas, ‘un mundo donde quepan muchos mundos'», añadió.
PROBLEMAS CON LOS SAQUEOS
Algunas alarmas saltaron en Los Ángeles cuando se convocó una protesta para el lunes en Van Nuys.
Este barrio al norte de la ciudad es una zona de clase trabajadora y latina, por lo que se temía el efecto contraproducente que pudieran tener unos disturbios ahí.
Aunque los desórdenes no estuvieron directamente relacionados con la manifestación, bastantes negocios de Van Nuys sufrieron daños.
«A mi pensamiento, esto no es protesta: esto es violencia y vandalismo», dijo Jorge, un trabajador mexicano.
«Protestar contra algo que esté mal y las injusticias es un derecho que cualquier ciudadano del mundo debe tener, pero esto va más lejos de eso», opinó.
El mismo conflicto entre defender las protestas y censurar los disturbios se ha dado entre los hispanos de otras ciudades como Chicago o Nueva York.
Daniel, un dominicano de El Bronx, vio cómo su bodega quedó destrozada.
«Estoy de acuerdo que protesten pacíficamente pero no haciendo daño. Nosotros no tenemos la culpa de que la Policía haya matado a ese señor en otro estado», argumentó a Efe.
No obstante, por cada voz que plantea dudas sobre la unión entre latinos y negros también hay otra reforzando sus lazos.
Es el caso de la cantante Amara la Negra, cuya opinión es especialmente relevante ya que, con sangre dominicana y afrodescendiente, puede abordar la interseccionalidad de estas reivindicaciones.
«Como minorías e inmigrantes en este país, los latinos también han sufrido discriminación, aunque de una manera diferente a los afroamericanos», explicó a Billboard.
«Saben lo que es ser tratados de manera diferente, enfrentar la injusticia, ser humillados y no ser mirados como iguales (…). Necesitamos apoyar a nuestros hermanos y hermanas porque, como seres humanos, ver a alguien tratado de manera injusta debería afectarnos», sostuvo.