Editorial por Luis Molina
Hace unos días me encontraba en el centro de la ciudad de Grand Rapids, Michigan y fue justo el momento donde un grupo de jóvenes se congregaron a unas cuadras de la policía unos llegaron caminando con su celular en mano mientras que otros llegaron en sus autos para hacer de las suyas.
Pararon el tráfico, tomaron las calles y comenzaron a quemar llanta a media calle. Las autoridades llegaron rápido y arrestaron a más de uno, pero en su mayoría se salió con la suya y se dieron a la fuga para seguir haciendo lo mismo en otros lados.
Lo que me llamó la atención es que cuando llegaron las patrullas el grupo de jóvenes que estaban grabando en la calle se echaron encima de las patrullas tratando de tapar el acceso a los policías y gritándoles malas palabras.
Por otra parte, otros conductores que se pararon a observar también estaban a favor de estos jóvenes y hasta los defienden. Estamos viviendo en un mundo donde la gente lo mamo lo ve bueno y lo bueno lo ve malo es por eso que hoy en día el que quiera ser policía debería de pensarlo dos veces.
Primero la sociedad no los quiere, segundo su vida corre peligro con tanta gente mala en la calle, tercero no se les paga las millonadas y por último cada día vemos más como es que oficiales tratando de hacer su trabajo enfrentan juicio en los tribunales así que si las cosas continúan así será difícil que tengamos oficiales que nos cuiden y protejan.
Es por eso que cada día más Michiganders andan armados o tienen armas en sus casas porque saben que quizás a la hora de necesitar la ayuda de las autoridades no llegue.