LOS HABITANTES DE MICHIGAN REFLEXIONAN SOBRE EL IMPACTO QUE TUVO LA DECISIÓN HISTÓRICA DEL 2002 DEL TRIBUNAL SUPREMO
Aunque los testigos de Jehová decidieron suspender temporalmente su ministerio de casa en casa debido a la pandemia, a finales de los años noventa esta faceta de su obra estuvo a punto de ser prohibida en un pueblo pequeño de Estados Unidos. No fue sino hasta que el Tribunal Supremo de Estados Unidos intervino con una histórica decisión de ocho votos contra uno el 17 de junio de 2002, en la que declaró inconstitucional la ordenanza local.
A medida que se acerca el vigésimo aniversario de esta decisión que sentó precedentes, algunos habitantes del lado oeste de Michigan se imaginan cómo sería su vida si uno de sus vecinos no hubiera tocado a su puerta para impartirles el mensaje que les cambiaría la vida. Los eruditos de la Constitución se maravillan del profundo impacto que ha tenido esta decisión sobre la libertad de expresión para todos, y así concuerdan con la opinión del Magistrado Antonin Scalia, quien dijo sobre el caso, “La reclamación para la libertad de expresión exonera a todos, gracias a los testigos de Jehová”.
Jake Clevenger de Shelbyville recuerda vívidamente un sábado por la mañana en 2007, cuando unos testigos de Jehová tocaron su puerta como, «el día que mi vida cambió drásticamente». Comenzaron a conversar, centrándose en unos textos calves de la biblia, y Jake aceptó estudiar la Biblia. Racheal, su esposa, contemplaba un divorcio porque se había cansado de su cólera, agresión y abuso de alcohol y drogas. “Sin duda, estaría divorciado, probablemente habría pasado tiempo encarcelado, y no habría sido un verdadero padre a mis dos hijos,” Jake reconoce, si no fuera por los cambios que hizo, gracias a su estudio de la Biblia.
¿Cómo era su vida antes de aquella conversación crucial en su puerta? Jake admite: “Yo nunca sonreía. Las personas que me conocían antes me decían: ‘¡Ahora estás sonriendo!’ Y es cierto. Ni me daba cuenta, porque yo tenía tanta rabia todo el tiempo. Ahora tengo un matrimonio feliz. He aprendido cómo ser un buen esposo y padre. Ya no soy racista. En vez de enfocarme en todo lo negativo, me enfoco en el lado positivo y busco lo bueno.”
La decisión del 2002 del Tribunal Supremo en el caso Watchtower v. Village of Stratton, ratificó que la ordenanza local de Stratton (Ohio), que exigía obtener una licencia para tocar las puertas, violaba los derechos de cualquier persona que quisiera ejercer su derecho a la libertad de expresión con su vecino, incluso a los testigos de Jehová que participan en la predicación de casa en casa. El Tribunal revocó los fallos de los dos tribunales inferiores que dieron lugar a la ordenanza, y así abrió el camino para que todos los ciudadanos pudieran dialogar abiertamente con sus vecinos sobre muchos temas, incluyendo asuntos medioambientales, sociales, políticos o educativos.
“Al contemplar en retrospección las dos décadas transcurridas desde dicha decisión, se ve claramente el vasto impacto que el caso Watchtower v. Stratton ha tenido en la libertad de expresión para todos —explicó Josh McDaniel, director de la Clínica de Libertad de Religión de la Escuela de Derecho en Harvard—. Esta es apenas la más reciente de unas 50 victorias de los testigos de Jehová en el Tribunal Supremo que han contribuido a establecer y ampliar la jurisprudencia de la Primera Enmienda a lo largo del siglo pasado”.
El pueblo de Stratton se convirtió en foco de polémica en 1998, cuando el alcalde personalmente se enfrentó con cuatro testigos de Jehová que salían del pueblo en su automóvil tras haber visitado a uno de los residentes. Posteriormente, el pueblo adoptó la ordenanza municipal “Reglamentación de la Venta Ambulante y la Captación de Bienes Privados Sin Invitación”, la cual establecía que toda persona que deseara participar en una actividad de puerta en puerta debía obtener un permiso del alcalde o exponerse al encarcelamiento.
Los testigos de Jehová consideraron esta normativa una vulneración de la libertad de expresión, de prensa y de religión. Por consiguiente, como el Ayuntamiento se negó a modificarla, interpusieron una demanda ante un tribunal federal.
“Nuestro motivo para iniciar el caso era claro: queríamos remover cualquier obstáculo que pudiera entorpecer el cumplimiento de nuestra obligación bíblica de predicar las buenas noticias del Reino —comentó Robert Hendriks, portavoz de los testigos de Jehová en Estados Unidos—. Determinar que es un delito hablar con un vecino sin tener la aprobación del gobierno es ofensivo para muchas personas, pero especialmente para Dios que mandó a los cristianos a predicar el evangelio”.
Aunque la familia Clevenger mantiene un ministerio productivo escribiendo cartas, y haciendo llamadas telefónicas y visitas virtuales, espera con entusiasmo volver a tocar a las puertas.
“Estamos agradecidos de que tenemos el derecho legal de participar en la predicación de puerta en puerta —afirmó Hendriks—. Anhelamos volver a visitar a nuestros vecinos en persona cuando el tiempo y las condiciones lo permitan, y sea seguro hacerlo”.
Esta es una victoria de los más de 250 fallos entre las causas que los testigos de Jehová han presentado en los tribunales superiores de todo el mundo que han ampliado los derechos de personas de todas las confesiones religiosas. “Es difícil encontrar una organización, mucho menos una organización religiosa, que haya tenido un impacto tan profundo en la formación de la jurisprudencia constitucional durante muchas décadas ante el Tribunal Supremo», dijo el profesor McDaniel de Harvard.
Para más información sobre el caso de Stratton, visite www.jw.org y escriba Stratton en el campo de búsqueda.