Editorial por Héctor Loya
Bueno señores a Trump le pasó como al que se subió en una ocasión a una limosina y se puso briago, el cual insistió en seguir de parranda hasta que el quisiera pero al comenzar a vomitar e insultar hasta al chofer, no le quedó más que irse a su casa.
Un payaso se va, por fin después de 4 largos años, quién lo último que hizo esta semana fue visitar la frontera y ver el muro con el que tanto soñó en su campaña y su mandato, el cual no fue más que en su imaginación porque nunca se le concedió hacer lo que él quiso.
En su visita aprovechó su presencia en Álamo, Texas para agradecer al otro payaso de presidente que se encuentra en México, le agradeció por su amistad y por el amor que le mostró no solo a México sino a los Estados Unidos.
Recordemos que el títere de Manuel López Obrador no le quedó de otra más que reconocer la victoria de Joe Biden hasta el último y al principio aunque se sabía que había ganado Biden estaba como un niño cuando hace berrinches y ni siquiera reconocía la victoria del candidato demócrata.
Decimos que se va un payaso y se queda otro porque a pesar de que AMLO supo cómo Trump trató a nuestra gente tanto dentro del país como a los que quieren llegar a él, entre ellos a nuestros queridos jóvenes que tiene su DACA, y quien siempre estuvo luchando por quitárselos haciéndoles la vida imposible, y a nuestra gente para que no arreglaran su estatus legal, aun así el payaso de Andrés Manuel López Obrador formó fuertes vínculos de amistad con Trump.
Bueno ahora bajo un nuevo gobierno en los EE.UU. esperamos lo mejor para toda nuestra comunidad que en su mayoría lo único que hacen es trabajar y aportar millones de dólares a este país y genera remesas increíbles mandando dinero a México.
