Editorial por Luis Molina
Se nos fue el año 2020, un año que nos dejó marcados como nunca en la historia por un virus que aunque no lo vimos literalmente, si sentimos los estragos que nos dejó tales como pérdidas de negocios, personas en el hospital y otros que ya no están con nosotros.
Sin embargo todo esto que nos pasó nos deja una gran lección, que no importa quién seas, qué posiciones tengamos o que tan fuertes estemos, nadie es inmune a sufrir la pérdida de un ser querido, y esto nos enseña que es tiempo para meditar en cómo podemos ser mejores personas en el diario vivir.
Por el simple hecho de estar vivos debemos de ser agradecidos con nuestro creador y pensar que podemos hacer cada día para que no permitamos que nada en la vida nos robe el tiempo de poder ser felices y ser mejores personas con nuestro prójimo.
La empatía y el amor al prójimo son cosas que vemos que cada día brillan por su ausencia y cada día menos personas se preocupan por su prójimo. Sin embargo nunca es tarde para poder ser mejores vecinos, mejores padres, mejores esposos y mejores hijos.
Muchas veces no nos detenemos en ayudar a alguien porque quizás no tenemos muchos recursos pero la realidad es que muchas veces algo pequeño que demos de corazón puede ser de gran ayuda para quien lo necesita. Incluso si lo único que podemos dar es una simple sonrisa y un cordial saludo, eso podría ser un buen antídoto para que una persona que ha tenido un mal día se sienta mejor.
Recordemos que hay más felicidad en dar que en recibir y de parte de todo nuestro equipo de El Informador les queremos mandar nuestros cordiales saludos a todos nuestros lectores y familias.