Washington, 1 abril (ELINFORMADORUSA/EFE News).-
l presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avisó este martes a la nación que las próximas dos semanas serán «muy dolorosas», mientras la fuerza de tareas de la Casa Blanca contra el COVID-19 estima que la enfermedad podría matar a entre 100.000 y 240.000 personas, incluso con las medidas vigentes para frenar la expansión del coronavirus.
Los contagios por coronavirus en EE.UU. superan ya los 188.000 tras sumar más de 24.000 en las últimas 24 horas y el número de muertos es de 3.882 (unos de 740 en las últimas 24 horas), solo por detrás de Italia y España.
«Quiero que todos los estadounidenses estén preparados para los días difíciles que se avecinan. Estamos atravesando semanas muy difíciles», dijo Trump durante su rueda de prensa diaria sobre el COVID-19.
El presidente avisó que las próximas dos semanas serán «muy, muy dolorosas», al tiempo que sus asesores médicos de más alto rango presentaron las proyecciones de fallecidos con las que la Casa Blanca trabaja.
En el mejor de los casos, la Casa Blanca augura un rango de entre 100.000 y 240.000 muertos incluso con las medidas de contención que se han implementado, que podría llegar a entre 1,5 y 2,2 millones si nada se hiciese para combatir el virus.
El presidente consideró que 100.000 muertos sería «una cifra muy baja» si se compara con las peores proyecciones.
VETO A BRASIL
Durante la conferencia de prensa, Trump también dijo que estudia prohibir la llegada de viajeros de Brasil, el mayor foco de coronavirus en Latinoamérica con 5.717 casos confirmados y 201 fallecidos.
«Sí, estamos ciertamente estudiando un veto (de viajes de Brasil)», dijo Trump, en referencia a una medida que ya ha tomado en las últimas semanas con China y Europa para evitar la entrada del coronavirus por los aeropuertos.
«Estamos estudiando a muchos países a medida que se ponen en posición (de ser focos de COVID-19). Brasil, para poner un ejemplo, no tenía problemas hasta hace muy poco, y ahora empiezan a tenerlo», detalló el mandatario.
El presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, se ha mostrado contrario al confinamiento y partidario de la vuelta al trabajo y la reapertura de colegios, a la vez que ha desafiado las recomendaciones sanitarias al dar un paseo el domingo por Brasilia.
HOSPITALES DE CAMPAÑA EN NUEVA YORK
Además de la llegada este lunes del buque médico militar Confort con 1.000 camas y del hospital de campaña en el centro de convenciones Javit con 2.500, Nueva York, el epicentro del COVID-19 en Estados Unidos, sigue ampliando su capacidad médica.
En el icónico Central Park se trabajaba este martes para abrir un hospital de campaña con 68 camas y 10 respiradores, mientras que las pistas de tenis del Abierto de EE.UU. acogerán a partir de la próxima semana otro hospital de campaña con 350 camas destinadas a pacientes que no requieren cuidados intensivos.
En Nueva York los contagios alcanzaron este martes los 76.000 y los fallecidos 1.550, cifras que han requerido que el Pentágono envíe camiones frigoríficos para albergar los cadáveres que no caben en las morgues de los hospitales.
Las autoridades locales esperan recibir del Gobierno 85 camiones de estas características con el objetivo de doblar la capacidad de la ciudad de albergar cadáveres, y que actualmente es de 3.500.
INCERTIDUMBRE EN ALTAMAR
En las aguas de Florida sigue la incertidumbre para el Zandaam, el crucero en el que han muerto cuatro personas durante un viaje por Sudamérica y en el que hay casi 200 personas enfermas con síntomas de la COVID-19.
Las autoridades locales aplazaron este martes un día la decisión sobre si dejarán atracar al Zandaam y a otro crucero en sus puertos, con un plan para evacuar a los pasajeros más graves a centros sanitarios y tratar a los leves a bordo del barco.
El gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, consideró ayer que sería «un error» dejar desembarcar a enfermos e instó a la naviera del crucero, Holland America Line, a que se haga cargo de sus pasajeros.