Washington, 10 jul (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).- El presidente, Donald Trump, tiene un apodo para el mandatario electo de México, Andrés Manuel López Obrador, al que se ha referido «en más de una ocasión» como «Juan Trump» y con el que siente que tiene ciertas similitudes, dijo hoy a Efe un exfuncionario estadounidense, Mark Feierstein.
Trump empezó a usar ese nombre «estereotípicamente hispano» antes de la elección de López Obrador, «hace meses», según Feierstein, quien afirmó haberse enterado de ello durante una conversación con un «alto funcionario» del actual Gobierno estadounidense, al que no identificó.
Feierstein, que fue asesor para Latinoamérica del expresidente Barack Obama (2009-2017), opinó que la elección de ese mote, pese a su tono jocoso, refleja la tendencia «racista» de Trump, ya que parece que piense «que todos los mexicanos se llaman Juan».
A Trump «no le preocupaba» que el izquierdista López Obrador ganara las elecciones presidenciales en México, aseguró el exfuncionario, que ahora trabaja en la firma de asesoría estratégica Albright Stonebridge Group.
«Tengo la sensación de que ve algo de sí mismo en AMLO (siglas de Andrés Manuel López Obrador), pero no creo que aprecie lo que significa México para Estados Unidos (…). No creo que entienda la diferencia entre un Gobierno y otro», indicó Feierstein.
El exasesor de Obama reveló el supuesto mote por primera vez en un artículo publicado la semana pasada en la revista Americas Quarterly, en el que aseguraba que la Casa Blanca no está «demasiado preocupada» por el impacto de la victoria del izquierdista en la relación bilateral.
La Casa Blanca no ha confirmado el presunto apodo, pero Trump se ha mostrado bastante optimista sobre su futura relación con López Obrador, del que dijo la semana pasada que «va a intentar ayudar» a EE.UU. «con la frontera».
No obstante, Feierstein recordó que Trump «es bastante errático, así que quizá pronto atacará a México, los mexicanos y López Obrador por una cosa u otra».
De acuerdo con el asesor, es posible que haya «un periodo de luna de miel durante cinco meses», hasta que el nuevo presidente mexicano asuma el poder en diciembre, pero «la cuestión es qué ocurre después».
En cualquier caso, «la gente comete un error al centrarse tanto en las dos personalidades», porque «los lazos familiares y económicos» que unen a los dos países «pesan más que cualquier líder individual» y, a pesar de la llegada al poder de Trump, «la relación de trabajo entre los dos países no es mala», opinó Feierstein.