Opinión por Héctor Loya
Los discursos que los presidentes de México y Estados Unidos pronunciaron en su reunión de la semana ante las cámaras desde la Oficina Oval de la Casa Blanca fueron protocolarios y cada uno manifestó su respeto y admiración hacia el otro, como suele suceder cada vez que se reúnen los jefes de Estado de dos países.
También los escuchamos asegurar que ambos países son muy buenos amigos y que la relación entre ambos es estupenda, fuerte y productiva, a pesar de “los titulares exagerados que a veces vemos”, como dijo Joe Biden.
Antes de que se reunieran, me llamó la atención que a Andrés Manuel López Obrador no se le recibiera con los honores propios de “visita oficial” de un jefe de Estado, que es la segunda categoría más alta después de una “visita de Estado”.
Y no fue Biden el que recibió a AMLO en la puerta de la Casa Blanca, no hubo ceremonia de llegada y tampoco cañonazos. También dos veces Biden contradijo lo que antes había dicho Andrés Manuel en su discurso.
La primera fue cuando el estadounidense dijo: “China no solo no va a ser la fábrica del mundo. Está usted en la fábrica del mundo: Estados Unidos. Producimos más productos agrícolas que cualquier cosa cercana a lo que hacen”.
La segunda fue cuando Biden dijo que en EU “Tenemos liberales, moderados, conservadores y conservadores extremos. Estoy esperando que el Partido Republicano vuelva a las posiciones conservadoras tradicionales. Tenemos que empezar a hablar con ellos, entre nosotros, en este país, con respeto”.
Biden está muy bien informado de cómo insulta el presidente mexicano a sus adversarios y tal vez por eso subrayó que en su país deben “empezar a hablar con respeto” los diferentes actores políticos, incluidos los conservadores. AMLO menospreció en la Oficina Oval a los adversarios de su anfitrión, algo imperdonable y de mal gusto.
Sin duda una reunión sin mucha sustancia en donde lo que buscaron ambos presidentes fue lucirse ante sus respectivos seguidores. En eso probablemente tuvieron algún éxito y el tiempo se encargará de demostrárnoslo.