Editorial por Luis Molina
Apenas han transcurrido los primeros días del 2023 y la violencia ya está haciendo de las suyas con tanto tiroteo y muerte en la ciudad de Grand Rapids.
Una muerte en pleno año nuevo, una muerte a las afueras de una barra, múltiples heridos por balaceras y muchos otros tiroteos que solo han dejado temor y vandalismo en la ciudad.
Y si a esto le agregamos los robos a mano armada, y los robos de catalíticos en autos, la cuenta es larga en el sentido de que la violencia es, ha sido y seguirá siendo un serio problema para la ciudad.
Esta violencia sólo representa un cáncer que consume la ciudad, y al igual que la enfermedad se va esparciendo cada vez más y más.
Pongamos el ejemplo de una manzana podrida en una reja, después de un rato contagiará a las demás y se pudrirá la reja entera de a poco. Lo mismo pasa con la violencia, empieza de a poco y después se va esparciendo hasta acabar con todo y sin piedad alguna se lleva desde viejos, jóvenes y mujeres.
Este problema es un mal que la policía no ha podido combatir y dudo mucho que pueda con él, porque la sociedad para mala fortuna no pone nada de si, ya las armas están por todos lados, gran cantidad de jóvenes y familias tienen al menos un arma en su casa y esto está siendo una severa causa de los tiroteos.
Ya no hay valores, y no hay una enseñanza desde la casa que respete al prójimo y se evite la violencia. Las cosas en la ciudad van a cambiar hasta que nosotros queramos y pongamos de nuestra parte.
