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Vivimos en un mundo de inflación en el cual el dinero cada vez rinde menos

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Opinión por Héctor Loya

Hace unos días me encontraba haciendo junto con mi familia las compras de la semana y me di cuenta de algo que seguramente a muchos les ha pasado: el dinero ya no rinde como antes.

Al momento de que la cajera me dijera el precio a pagar me percate que ahora estaba pagando mucho más de lo que estaba pagando el año pasado por las mismas cosas.

Productos tan comunes como el pollo, el huevo, la carne o frutas y verduras, ingredientes que son básicos en la mesa de miles de familias se han vuelto cada vez más caros y todo esto tiene un nombre “inflación”.

La inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios durante cierto tiempo. En otras palabras, nuestro dinero va perdiendo fuerza, y con el paso del tiempo se necesita más para adquirir lo mismo que comprábamos hace unos meses.

La inflación es, esencialmente, un fenómeno monetario y ocurre cuando hay más dinero circulando que bienes y servicios disponibles, también puede surgir por un alza en los costos de producción, como el aumento de salarios o el encarecimiento de materias primas.

En nuestro contexto actual, parece que ambas cosas están sucediendo al mismo tiempo y nos está cobrando factura en gran medida.

Para empezar, nuestros ingresos pierden poder de compra. El salario alcanza para menos, los ahorros se diluyen, y quienes viven con ingresos fijos o más bajos enfrentan decisiones difíciles ya sea desde prescindir de ciertos alimentos, retrasar la compra de medicinas o eliminar gastos las vacaciones o diversión.

Desde el ámbito doméstico podemos actuar, debemos de comprar de forma más consciente, priorizar el ahorro y apoyar a productores locales son pequeñas decisiones que, sumadas, pueden generar un impacto positivo.

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Debemos comprender que la inflación es apenas el comienzo y que lo verdaderamente importante es cómo respondemos ante ella. Administrar mejor nuestros recursos, revisar nuestros hábitos de consumo y adaptarnos con inteligencia es, en este contexto, una forma de resistencia.