ROCKFORD, MI (ELINF).- Por Joel Morales
Hay un dicho que dice que solo los buenos mueren jóvenes, si este es el caso y por todo lo que se ha escuchado decir hasta el momento sobre la muerte trágica de Miguel Nava, de 28 años de edad, de Rockford, quien era integrante del Cuerpo de la Marina de Estados Unidos y cuyo helicóptero se derrumbó en las montañas cerca de San Diego, California el 6 de febrero, al cual le cae muy bien el refrán.
Nacido en la ciudad de Traverse City, que queda en la parte noroeste del estado, Nava creció a unas 20 millas del área. El soldado y capitán marino murió junto con otros cuatro integrantes de la marina, durante una tormenta de lluvia que azotó al estado de California esa semana y mientras participaba en un ejercicio de entrenamiento.
El domingo 3 de marzo, durante un servicio y celebración de vida del fallecido en la escuela secundaria Rockford, se llevó a cabo un tributo al difunto donde llegaron más de 500 personas, entre ellos, familia, compañeros de escuela, profesores, vecinos, como veteranos de todos los cuerpos de las fuerzas armadas.
Durante el tributo en el cual su tíos Bryan Marks y Mike Scott hablaron, como también ex profesores y directores, técnicos, amistades y su mejor amigo Michael Hur, compañero de la Academia Naval de Estados Unidos, se escucharon palabras como «muy dedicado, humilde, auto motivado, honesto, leal, sincero y respetuoso» entre otras, para describir al hombre joven, cuyo vida se terminó muy pronto.
«Aunque era mi sobrino, Miguel era más como un hijo para mi. Cuando era joven me pidió que lo llevara de paseo en mi avión y desde ese día dijo que quería ser piloto, algo que logró. Al ser aceptado a la academia naval, dijo que quería ser uno de los mejores pilotos y también lo logró», dijo Marks. «Al cumplir una meta, se proponía otra», agregó entre mucha emoción.
Varios también hablaron sobre el impacto de su padre Javier, originario de México que tuvo sobre la vida de su hijo. Dijeron que las experiencias en visitar a México y reconocer de una temprana edad, las oportunidades que tenía en este país, que su padre nunca tuvo, le ayudaron a moldear su vida y a tomar las decisiones que tomó sobre su futuro.
«Yo me cuento entre las innumerables vidas que Miguel tocó», dijo el excongresista de Michigan Justin Amash, quien escribió una carta de recomendación para la entrada a la academia naval al fallecido. «Nos dejó demasiado pronto, pero sé que dejó este mundo como un lugar mucho mejor que cuando entró», agregó.
De su parte, su exdirector de la escuela secundaria Stephen Gough dijo que el difunto nunca buscó el liderazgo, que fue el liderazgo que lo encontró a él porque tenía algo que los líderes necesitan: Amabilidad.
«Sé que sólo ocupé una pequeña parte de la vida de Miguel, pero estoy agradecido por eso», dijo Gough.
Al evento también asistieron más de 75 motociclistas de la guardia patriota de Michigan, una organización de miembros voluntarios de todo el país, que asisten a los servicios fúnebres de héroes y soldados estadounidenses caídos, a la invitación de las familias.
Al igual, conocimos a la señora Martha García, de Comstock Park, originaria de Guerrero, Oaxaca, México, quien asistió con sus hijos y dijo que conocían al soldado caído.
«Tuve clase con Miguel en el primer año, pero él estaba un año adelantado. De lo que llegué a conocer era un buen muchacho. Cada vez que lo miraba estaba sonriendo y hablando con la gente de buena manera y era muy popular, pero era callado y no era creído», dijo Nahomi Ramírez.
De su parte Angel Ramírez García. de 26 años de edad, quien tenía clases con el hermano del difunto, y dijo que el padre del fallecido era su técnico de fútbol, dijo que quiso estar en la celebración de vida para Nava, para pagar sus respetos.
